El pasado 24 de agosto se realizó el I Conversatorio Internacional de Periodismo “Auditores del poder y aliados anticorrupción en Latinoamérica”, organizado por el Consejo Nacional Anticorrupción de Honduras, donde participé como invitado, cuya directora ejecutiva es Gabriela Castellanos, una valiente mujer que tuvo que huir de su país junto con su familia por amenazas a su integridad física derivado de la presentación de denuncias estando al frente de esta institución, a quién tuve el honor de conocer y quién me inspira a continuar en la misma causa.
“La denuncia no agrada cuando los señalados son ellos. Desde el poder reaccionaron con sarcasmo, estulticia y odio, pretendiendo hacer pasar como villanos a quienes luchan contra la corrupción”. señaló la periodista hondureña Yanivis Izaguirre, magistral moderadora del conversatorio. Una frase poderosa que muestra una realidad, considerando que quienes verdaderamente luchan contra la corrupción no lo hacen desde el poder, pero sí lo enfrentan, por lo que se requiere congruencia, convicción y valentía, que permitan resistir sus embates.
Este evento, sirvió de marco para presentar la segunda edición del libro “Ópticas de la Corrupción”, una obra que contiene 50 artículos elaborados por expertos en el análisis de la corrupción de 15 países de América Latina, incluido México, a través de los cuales se identifica como un común denominador, causante de este cáncer social, a la altísima impunidad que prevalece en sus países.
La corrupción cuando no se castiga genera impunidad, la cual, a su vez, se traduce en un incentivo perverso para realizar o continuar con estos actos, cometidos por personas que carecen de integridad y conciencia social, que constituyen otra especie de crimen organizado, porque sus actos también causan carencias, dolor y muerte.
En este conversatorio, tuve la oportunidad de interactuar con cuatro destacadísimos periodistas, quienes nos compartieron algunos obstáculos que enfrentan al realizar sus investigaciones, entre otros, las amenazas que afrontan de forma solitaria y valiente, movidos por sus ideales y convicciones de contribuir a combatir este cáncer social; asimismo, señalaron las fuertes limitaciones para obtener información, solicitada vía la plataforma de transparencia, que debiendo ser pública se recibe testada o indebidamente reservada, inclusive de instituciones que se supone están para combatir la corrupción, donde la consigna es “entre menos información se entregue mejor”, propio de quienes encubren y se subordinan a intereses particulares.
Uno de los planteamientos interesantes que se puso sobre la mesa fue, el por qué no, adicionalmente a la publicación de su trabajo en medios de comunicación, que evidentemente es su objetivo primordial y profesional, presentaban las denuncias penales correspondientes, considerando que sus investigaciones requieren profundidad, rigor y evidencia suficiente, ya que de otra forma su efecto se limita al impacto mediático que afectará la percepción de corrupción, sin ninguna otra consecuencia.
Si bien, estoy de acuerdo que no les corresponde presentarlas ya que los expondría a riesgos adicionales, desde el Observatorio del Sistema Nacional Anticorrupción estaremos atentos y estableceremos los vínculos para que con sustento en estas investigaciones elaboremos las denuncias correspondientes.
Cierro con una maravillosa frase de Yanivis: “La lucha anticorrupción nace con el despertar de la conciencia, por eso —una vez adentro— es difícil apartarse de ella”.