La madrugada del 13 de noviembre se llevó a cabo la reelección de Rosario Piedra Ibarra como titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) por otros cinco años.
Durante el seguimiento que le di al proceso de selección, llegué a pensar que podría tener otro final, muy posiblemente la designación de Nashieli Ramírez Hernández, actual titular de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México —por cierto, la mejor evaluada—, señalada también como la favorita de la presidenta Claudia Sheinbaum, quién recientemente se ha manifestado en contra de la reelección de cargos de elección popular, argumentando hacer valer el principio “sufragio efectivo, no reelección”. Si bien este nombramiento depende del Senado de la República, la CNDH representa en sus propósitos una de las instituciones más importantes del Estado Mexicano. Entonces, por qué no permitir la renovación de tan alta responsabilidad con una persona con la experiencia, capacidad e independencia requeridas, que había varias entre los participantes. La respuesta la encontré en el desarrollo de este proceso.
Lo que de inicio parecía un proceso cuidado al que convocaron las Comisiones Unidas de Justicia y de Derechos Humanos del Senado, con más de cuarenta participantes, de los cuales quince pasaron a la fase de entrevistas ꟷque contempló la evaluación de cada uno de éstosꟷ, resultó una simulación, como muchos procesos donde los nombramientos recaen en alguna de las cámaras del poder legislativo, desgastando y engañando a quienes se inscribieron pensando que habría piso parejo.
Por otra parte, circulaba el fuerte rumor de que la consigna era reelegir a Rosario Piedra y no precisamente por sus “méritos” al frente de la CNDH que, siendo generoso, fueron escasos, sino por haber sido utilitaria al gobierno saliente y a un movimiento al que está vinculada, recordemos que fue candidata en 2018 a diputada federal por el distrito 10 de Nuevo León por el partido Morena.
De acuerdo con los resultados de las evaluaciones Tanía Ramírez Hernández había sido la segunda mejor evaluada; sin embargo, no la incluyeron en la terna, en su lugar se incluyó a Rosario Piedra, por cierto, la peor evaluada de los quince entrevistados por las dos comisiones integradas mayoritariamente con senadores de Morena y sus aliados, los mismos que terminaron votando por ella. Contradictorio.
Debo destacar que el senador Javier Corral presidente de la Comisión de Justicia, escribió en su cuenta de “X” que no compartía la decisión de apoyar la reelección de Rosario Piedra pero justificó su inclusión en la terna como parte del “trabajo político que realizan también los presidentes de la comisiones pues tienen que escuchar a los distintos grupos parlamentarios”, efectivamente solo los escucharon ꟷcomo ha sido en todas las discusiones de reformas constitucionalesꟷ, agregando que “no solamente se trata de conseguir los perfiles más idóneos y mejor evaluados, también se busca tener el mayor consenso”. Es evidente que este consenso solo abarcó a Morena y sus aliados.
A pesar de haberse manifestado contrario a la reelección de Piedra Ibarra, el senador Javier Corral se disciplinó y terminó votando por ella, en un acto donde no se aceptó el uso de una mampara para garantizar que el voto se ejerciera de forma libre y secreta como lo habían pedido los senadores de la oposición y que éstos utilizaron, por lo que los senadores de Morena y sus aliados votaron a la vista frente a dos escrutadoras, lo que evidentemente inhibió la posibilidad de emitir un voto en contra de la línea que les fue dictada, no dejando la menor duda de la imposición de Piedra.
Experto en fiscalización y presidente del OSNA. Twitter: @gldubernard @CPCSNA