Es letal para la humanidad tener líderes globales que niegan el cambio climático. La crisis climática es ya un asunto de justicia social: ignorar sus efectos es abandonar los derechos fundamentales de las personas, lo que irremediablemente nos conducirá a una crisis humanitaria sin precedentes.
La reelección de Donald Trump enciende de nuevo las alarmas. En 2017, durante su mandato, retiró del Acuerdo de París a Estados Unidos. No sorprendería que lo hiciera de nuevo. Además, dijo que apostará por el fracking –un método de extracción de gas y petróleo que requiere más de 20 millones de litros de agua para perforar un solo pozo, lo que no solo agota el líquido vital, sino que lo contamina– también continuará impulsando la producción de combustibles fósiles. ¿Algo más? Designó a Chris Wright como su secretario de energía, un ferviente negacionista del cambio climático.
Otros líderes se suman a esta lista, como Vladimir Putin, quien incluso ha destacado los “beneficios” del cambio climático para Rusia, como nuevas rutas marítimas a China y la explotación de minerales. Además, la expulsión de Rusia del Consejo del Ártico, debido a la guerra que sostiene con Ucrania, ha provocado que aquel país oculte datos de sus estaciones climáticas, que representan más de la mitad de la masa continental del Ártico, de acuerdo con un artículo publicado por elmundo.es, con información de la revista Nature.[1]
Un caso especial y contradictorio es China, encabezado por Xi Jinping, quien, en 2023, durante la Reunión de Líderes Económicos del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), aunque dijo que el desarrollo sostenible es “llave de oro” para resolver los problemas mundiales, también expresó que se debía situar al desarrollo en el centro de la agenda mundial, y fomentar un consenso político que lo valorara.[2]
Esta nación, la segunda economía más importante del planeta, es la mayor emisora de gases de efecto invernadero –emite el doble de Estados Unidos–, cierto es que, durante 2023 invirtió el doble de recursos que lo invertido por Europa en energías limpias –un tercio de la inversión mundial en energías renovables proviene de China– y también es el mayor productor de celdas solares, pero su mayor producción energética depende sobre todo del carbón.[3]
México no ha sido la excepción. Durante la administración pasada quedó claro el apoyo a la producción de energía proveniente de fuentes fósiles; se apoyaron proyectos de alto impacto negativo al medio ambiente, como el mal llamado Tren Maya y se impulsaron programas como “Sembrando Vida”, que se ha comprobado que contribuye a la deforestación. Y ahora, recientemente se le reduce un 40% al presupuesto del medio ambiente; sin vigilancia para conservar las áreas naturales, todo son decretos, simulaciones, buenas intenciones y entonces, provocándonos a una de las mayores encrucijadas como país, a uno más caliente y con la mayor crisis hídrica. La seguridad nacional no son los megaproyectos, la verdadera seguridad nacional es cuidar del agua, del aire que respiramos y los alimentos que consumimos. Todo ello, está en juego por no priorizar la protección de los ecosistemas, violando todas las leyes ambientales.
Los liderazgos negacionistas han condenado a la humanidad. Millones de personas sucumbirán ante los efectos del cambio climático. Ya millones de familias pueden dar testimonio: el tsunami de Indonesia en 2018 dejó más de 2,000 fallecidos y 62,000 desplazados. Ese mismo año, los incendios de California, en Estados Unidos, arrasaron con 115,000 hectáreas de terreno; la pandemia por Covid 19 costó más de 13 millones de vidas en el mundo; el 2023 tuvo el mayor número de catástrofes naturales multimillonarias con más de 95,000 personas fallecidas –Otis aportó algunos cientos– y en el 2024, el huracán Beryl –el más potente huracán jamás registrado en el Atlántico– le costó la vida a casi 100 personas; y las inundaciones por la DANA, en España, dejaron sin vida a más de 200.
De acuerdo con la ONU, en un artículo publicado por el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, se estima que 24.5 millones de personas al año son desplazadas por los peligros relacionados con el clima, como inundaciones, tormentas, incendios forestales y temperaturas extremas.[4]
Somos responsables. Las grandes cantidades de gases de efecto invernadero que producimos sí incrementan las que naturalmente se liberan a la atmósfera, lo que aumenta el efecto invernadero y el calentamiento global. El CO2 que produce la actividad humana es el mayor responsable de este fenómeno. De acuerdo con un documento publicado por la Comisión Europea, sobre causas del cambio climático,[5] ya en 2020 la concentración de este gas en la atmósfera había aumentado hasta en 48% por encima de su nivel preindustrial (antes de 1750).
Las acciones actuales son insuficientes. En la reciente COP29, los acuerdos no respondieron a la emergencia climática: se fijó un financiamiento de 300 mil millones de dólares (mmd) proyectados para 2035, cuando se requerían por lo menos 100 mmd al año, que era el objetivo actual.[6] Tampoco hubo claridad sobre los responsables de aportar los recursos.
Urgen más líderes que crean en el cambio climático y ciudadanos que actúen con urgencia y determinación. Nosotros, los adultos jóvenes, hemos tenido el privilegio de crecer en mundo que todavía nos ofrecía suficiente agua, alimento y territorio. Si no actuamos ahora, condenaremos a las futuras generaciones a sobrevivir en un planeta de escasez, donde el agua será un lujo y los recursos un recuerdo lejano. No podemos permitir que nuestro egoísmo silencie sus voces. Merecen más que heredar nuestras deudas ambientales.
No es alarmar, es hablar de la situación actual y ponernos a priorizar lo más importante que nos afecta a cada uno, a nuestras familias y a toda la sociedad, urgen líderes con visión colectiva, de desarrollo sostenible y con verdadera justicia social. No más simulación, no más demagogia, necesitamos realidades que se ven reflejadas en el presupuesto de los Gobiernos y en unir voluntades para atender la crisis más grande de la historia de la humanidad, de lo contrario, la paraJODA que nos espera.
[1] https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/medio-ambiente/2024/01/22/65ae6fe7e4d4d8a7068b457c.html
[2] https://espanol.cgtn.com/news/2023-11-18/1725596833667903489/index.html
[3] https://www.dw.com/es/ejercer%C3%A1-china-el-liderazgo-clim%C3%A1tico-internacional/a-70864623
[4] https://www.atmosfera.unam.mx/desplazados-climaticos-en-aumento-advierte-la-onu/#:~:text=%E2%80%9CCada%20a%C3%B1o%2C%20desde%202008%2C,incendios%20forestales%20y%20temperaturas%20extremas.%E2%80%9D
[5] https://climate.ec.europa.eu/climate-change/causes-climate-change_es#:~:text=Influyen%20cada%20vez%20m%C3%A1s%20en,invernadero%20y%20el%20calentamiento%20global.
[6] https://www.dw.com/es/cop29-cierra-con-acuerdo-de-%C3%BAltima-hora-sobre-financiaci%C3%B3n-clim%C3%A1tica/a-70882496