¿Cuántas horas dormiste anoche querido lector, querida lectora? ¿Te desvelas con frecuencia? ¿Sueles despertarte de manera natural o necesitas un despertador? ¿Conoces a alguien –quizá tú– que se ufane de “necesitar” sólo cinco horas de sueño?
Te asombrará saber que el sueño no se puede guardar como en un banco, tampoco se puede solicitar en préstamo, retirarlo del gran cajero mental o endeudarse con él. Las horas perdidas difícilmente se reponen. “Cada noche de tu vida necesitas entre siete y nueve horas de un sueño que, hoy se sabe, es el mayor esfuerzo de la naturaleza para combatir la muerte”, es una frase contundente, ¿no crees? La escribió Matthew Walker , neurocientífico y autor del libro Why We Sleep.
En la vida moderna hemos dejado de lado el hecho de que el sueño es fundamental. Los seres humanos somos la única especie que se priva del sueño sin razón alguna. Si te desvelas con una serie de televisión, lees en el iPad o estás pendiente de tu celular, la luz azul de las pantallas retrasa la producción de melatonina –la hormona que induce al sueño– hasta en 50 por ciento durante tres horas, ¿qué tal? Y preocupa ver que en el presente los niños y jóvenes duermen dos horas menos que años atrás. “La madre naturaleza no se había topado antes con este problema, por lo tanto, no tiene redes de salvación que mitiguen los efectos cuando sucede. En la biología, no hay precedentes”, afirma Walker.
La sociedad ha etiquetado a las personas que duermen entre siete y nueve horas como flojas, ¿cierto? De hecho, hay gente que se apena al confesar que necesita dormir entre ocho y nueve horas para reponerse por completo. En cambio, hay quienes presumen dormir poco, el doctor Thomas Roth , experto en el tema, responde: “El número de personas que puede sobrevivir con cinco horas de sueño o menos sin ningún deterioro, expresado como porcentaje de la población y redondeando un número, es cero”, así de sencillo.
Nuestro cuerpo es tan frágil que una hora de sueño menos por noche eleva 24 por ciento el riesgo de un infarto al corazón, aumenta los accidentes de tráfico e incluso el índice de suicidios. En cambio, una hora más de sueño, reduce la posibilidad de un infarto 21 por ciento. Esto se ha comprobado durante los últimos años, dos veces al año, en un estudio que comprende 1.6 billones de personas en 70 países. ¿Cómo?, te preguntarás. Muy sencillo. Al día siguiente del cambio de horario que se lleva a cabo en diversos países para ganar o perder horas de luz.
Además de todos los beneficios en términos de salud general, emocional y cognitiva, una buena noche de sueño incide en la confianza propia y hasta en los negocios, pues nos hace lucir más atractivos. “ La fórmula de la Bella Durmiente es cierta ”, comenta Walter.
En Suiza , un grupo de jóvenes sanos se sometió a un experimento en el que una parte de ellos fue privada de horas de sueño durante una noche; la otra parte del grupo no. Al día siguiente, a cada persona se le tomó una foto, que luego se mostró a un jurado que no estaba al tanto del experimento. Todos calificaron de “más cansados, enfermizos y menos atractivos” a los integrantes del grupo privado de sueño. Tema que no es sorpresa para quienes hemos padecido algunas noches de insomnio.
En fin, el periodo de sueño, durante el cual podríamos decir que “morimos”, había sido por siglos un misterio no resuelto. Hoy esta ciencia nueva nos hace conscientes de que dormir, soñar y crear hábitos para procurarlo es lo mejor que podemos hacer por nuestra salud.
La próxima semana compartiré los 12 hábitos para dormir mejor.