Hace unos días el Presidente López Obrador participó en la reunión del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas. Este mensaje cobra particular importancia considerando que México preside este órgano.

Quienes hemos participado en reuniones de esa Organización, sabemos que pocas veces se escuchan críticas como la que el Presidente hizo puntualmente sobre el mecanismo COVAX para vacunación. Si bien México ha impulsado la reforma del Consejo de Seguridad durante muchos años, teniendo suficientes razones y propuestas sensatas, el mensaje fue más lejos y señaló que “la ONU debe salir de su letargo, reformarse y luchar contra la corrupción”. El discurso del Presidente fue polémico y duro; se atrevió a decir lo que muchos piensan pero las burocracias (generalmente) callan.

El Presidente López Obrador cometió un error en su discurso en el Consejo de Seguridad: olvidó explicar por qué la pobreza y la desigualdad son un asunto de seguridad.

Una de las críticas más recurrentes (y absurdas) al mensaje ha sido la pertinencia de presentar la propuesta para crear el Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar ante el Consejo de Seguridad, por no ser materia de ese órgano. Tal vez el Presidente debió explicar que de acuerdo con cifras de Oxfam, el 1% de las personas más ricas en América Latina y el Caribe poseen el 41% de la riqueza en la región. La misma organización señala que para las 1,000 personas más ricas del mundo sólo tomó 9 meses recuperar lo que habían perdido en la pandemia, para los más pobres tomará más de una década.

Tal vez las voces que se dicen expertas sobre qué es materia en el Consejo de Seguridad debieran haber escuchado las palabras del Secretario General de la ONU quien ha insistido en la impostergable lucha contra la pobreza y la desigualdad, y que en esa misma sesión dijo: “Sin plena inclusión e igualdad, la paz es un trabajo hecho a la mitad. La verdadera paz sólo puede ser llevada a cabo por personas que son apoyadas, valoradas y se que se sienten verdaderamente parte de su sociedad”.

Las proyecciones de UHC2030 nos indican que si no fortalecemos urgentemente nuestros sistemas de salud, para el año 2030 habrá 5 mil millones de personas que no tengan acceso a estos servicios. Será la pobreza lo que decida entre la vida y la muerte. OXFAM también ha documentado que 155 millones de personas viven en crisis alimentaria; dos de cada tres personas sufriendo hambre viven en países en guerras o conflictos. ¿Por qué es tan difícil para algunos ver la relación entre pobreza y seguridad?

Según datos publicados por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), a pesar de la pandemia (2020, un año en el que el PIB se redujo significativamente) el gasto militar subió 2.6% hasta los 1.98 billones de dólares. Algunos países como Chile y Corea del Sur reasignaron parte de sus fondos de gasto militar para dar respuesta a la pandemia.

Siendo más precisos: la propuesta del Presidente para garantizar una vida digna a 750 millones de personas que viven con menos de dos dólares al día cuesta 1 billón de dólares. El gasto militar global es prácticamente el doble de lo que necesitaría este esfuerzo para combatir la pobreza.

Espero que el Presidente esté más presente en la agenda internacional, que lleve la voz de México y de las personas más pobres a las más altas tribunas globales. La recuperación post pandemia necesita liderazgo nacional y solidaridad internacional, México debe tomar la voz que le corresponde en el mundo.

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