Los mexicanos pagamos uno de los pasaportes más caros del planeta, sin el disfrute de los beneficios generados por otros pasaportes con precios más bajos. El alto costo, que alcanza hasta los 3 mil 780 pesos, hace que millones de familias no puedan darse el lujo de pensar siquiera en tramitarlo, a pesar de su utilidad al ser una identificación tan aceptada como la credencial del INE. Entre precios altos y un sistema ineficiente de citas, la ciudadanía queda en el peor de los mundos

En términos comparativos, los japoneses y los suizos pagan un tercio menos que nosotros, mientras los estadounidenses menos de la mitad. Nuestro pasaporte figura a la par de Liechtenstein, Cuba, Australia, Siria y Líbano, con las tarifas más altas de toda la comunidad internacional. Mientras algunos países bajaron su precio durante la pandemia, como fue el caso de España, nosotros lo subimos.

Pagar uno de los pasaportes más caros no nos genera privilegio alguno. El Índice de Pasaportes Henley mide cuáles son los pasaportes más poderosos del mundo, considerando el número de países que se pueden visitar sin la necesidad de tramitar una visa. De acuerdo con este Índice el pasaporte más poderoso es el japonés, que les permite visitar 193 destinos sin contar con visa; por el contrario, Afganistán, Irak y Siria son los países a los que se les solicita visa con mayor frecuencia a sus nacionales.

A Japón le siguen Singapur y Corea con acceso a 192 países, así como Alemania y España que pueden entrar a 190 destinos. Los pasaportes de Bélgica, República Checa, Nueva Zelanda, Noruega, Suiza y Estados Unidos les permiten entrar sin visa a 186 países. México se ubica en el lugar 25 del Índice Henley con acceso a 160 países aunque a partir de mayo tendremos que obtener un permiso ETIAS para visitar la zona Schengen (Europa).

No debemos olvidar que el contar con un pasaporte accesible, en términos de costo y con acuerdos internacionales que permitan viajar sin necesidad de visa o trámites adicionales, resulta indispensable para mejorar la movilidad de personas, acelerar los intercambios comerciales y culturales, impulsar el turismo y evitar la comisión de delitos.

Algunos gobiernos han desarrollado políticas innovadoras: Mongolia exentará a 34 países del requisito de visa para atraer a un millón de visitantes extranjeros; Bélgica incluyó 48 elementos de seguridad en su pasaporte al mismo tiempo que su nuevo diseño transmite la identidad cultural del país; Costa Rica lanzó su primer pasaporte biométrico e incrementó los acuerdos bilaterales que le permiten acceso a 137 países con los que esta nación busca atraer nuevas inversiones y Suiza destaca por un innovador pasaporte que proyecta el patrimonio natural nacional y utiliza las más altas tecnologías de biométricas y de seguridad.

A pesar de lo mucho que se habla sobre una posible recesión que afecte a las economías en desarrollo, México tiene un enorme potencial que no sólo le permita escapar de estas predicciones, sino incluso lograr un crecimiento importante en distintas industrias: nuestra enorme capacidad turística aún tiene mucho que ofrecer, nuestras exportaciones deben diversificarse a muchos más mercados, nuestro poder cultural tiene muchos más horizontes por alcanzar y necesitamos más inversiones extranjeras para seguir creciendo y generando empleos mejor remunerados. El pasaporte mexicano puede transformarse en un instrumento de bienestar y debe dejar de ser el privilegio para sólo unos cuantos.

Presidenta honoraria de la Unión Interparlamentaria

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