. Este es uno de los principios que sostiene el municipalismo feminista global, un movimiento encabezado por el Organismo Mundial de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU). Dado que CGLU es un organismo que agrupa a ciudades y gobiernos locales , regionales, y metropolitanos de todo el mundo, la consigna no es un tema menor. El trabajo de cuidados se refiere a las actividades que están relacionadas a la atención de las necesidades de adultos mayores, de los hijos, y de familiares enfermos, así como a las labores que se realizan dentro del hogar. Pero persiste una brecha en los cuidados que recae en las mujeres: se trata de un asunto de interés público para todas nuestras comunidades por el simple hecho de que se convierte en un mecanismo que termina por dejarnos fuera.
La evidencia es clara. Según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo publicadas en 2018 , las mujeres nos hacemos cargo del 76.2% del total de las horas de trabajo de cuidados no remunerado a lo largo de todo el mundo; día a día les destinamos 4 horas y 25 minutos, mientras que los hombres solo les dedican 1 hora y 23 minutos. El panorama es muy similar en nuestro país : cada semana las mexicanas destinamos cerca de 28 horas a los cuidados no remunerados, una cifra mayor a las cerca de 15 horas que le dedican los hombres.
Asumir de manera preponderante las responsabilidades de cuidado conlleva el tener que pasar por alto oportunidades de trabajo que exijan una dedicación de tiempo completo. Por lo tanto, las mujeres tenemos que decidir entre trabajos que ofrezcan horarios flexibles, pero con una remuneración inferior, o bien dejar de participar en el mercado laboral por completo. Además, hacerse cargo de las labores de cuidado ha sido identificado como uno de los factores que impiden que las mujeres recibamos atención médica, según las conclusiones de consultas emprendidas por la alianza sanitara internacional UHC2030 . Más aún, esta brecha tiene graves implicaciones para nuestro derecho a una vida libre de violencia. Un estudio coordinado por investigadores de la UNAM indica que una mayor participación de la mujer en esas labores está ligada a un mayor riesgo de sufrir violencia por parte de su pareja.
De ahí la importancia de formular políticas públicas que nos permitan avanzar hacia una distribución equitativa del trabajo de cuidados. Es ahí precisamente donde está el potencial del municipalismo feminista global promovido por CGLU. En ese sentido, el punto de partida imprescindible está en involucrarnos en los procesos de toma de decisiones y aprovechar la cercanía que tienen los gobiernos locales para que tengamos la oportunidad de participar y manifestar nuestras opiniones. Así, podrán promoverse acciones de los gobiernos locales que cierren la brecha en los trabajos de cuidado, como el incremento en el número de guarderías, escuelas de tiempo completo, o las residencias para los adultos mayores.
La incorporación de la perspectiva de género en las acciones de los gobiernos locales tiene una incidencia directa en lograr una distribución igualitaria del trabajo de cuidados. Pero también es importante señalar que esto tiene que ir ligado con romper con los estereotipos de género , por más arraigados que se encuentren. Al reconocer que las responsabilidades de cuidado son labores que nos atañen a todos y todas, daremos un paso adelante para que nuestras comunidades sean espacios en los que las mujeres podamos ejercer nuestros derechos y lograr nuestras aspiraciones.