El papel que México asumirá en los próximos años en la agenda global y multilateral está fuertemente influenciado por los resultados económicos y sociales positivos que ha obtenido en su primera administración de izquierda. La estabilidad del país, el crecimiento sostenido de entre 3% y 4%, la reducción de la pobreza y la inequidad, los niveles récord de empleo y un endeudamiento controlado en comparación con otros países, sitúan a México en una posición favorable dentro de Latinoamérica, una región donde el péndulo político se ha inclinado hacia la izquierda. Estos resultados significativos representan experiencias valiosas que México puede aportar a la agenda multilateral.

Recientemente, en el Foro "Prioridades de política exterior y fuentes de financiamiento", de los Diálogos por la Transformación, presenté siete ideas innovadoras que podrían posicionar a México en la diplomacia financiera internacional.

Primero, México es el Bestshoring de América Latina. México se está convirtiendo en el principal destino de relocalización de empresas en América Latina, captando potencialmente más de la mitad de esta demanda regional. Esto es posible gracias a la combinación de una fuerza laboral altamente cualificada, una economía caracterizada por su apertura y una estabilidad macroeconómica notable. Además, el país cuenta con una ubicación estratégicamente ventajosa y un compromiso con el comercio internacional, estableciéndose como la opción preferente para las empresas que buscan relocalizarse en Norteamérica.

Segundo, México, el Hub financiero de América Latina. Como la segunda economía más grande de Latinoamérica, México cuenta con la regulación y la infraestructura financiera para convertirse en el principal centro financiero de la región. Con dos bolsas de valores y un emergente mercado de financiamiento sostenible, nuestro país se encuentra en una posición privilegiada para liderar como un hub financiero regional. El objetivo es generar un círculo virtuoso de inversión que podría apoyar a los países de la región a abordar desafíos compartidos como la migración y el cambio climático.

Tercero, México líder del financiamiento sostenible. Nuestro país ha ganado reconocimiento como pionero en el financiamiento sostenible, siendo el primer país en emitir bonos vinculados a los ODS y desarrollar una Taxonomía Sostenible que incorpora criterios tanto climáticos como de género. Estas iniciativas, que han recibido reconocimiento global, posicionan a México como un precursor en la lucha contra el cambio climático y la promoción de la equidad de género.

Cuarto, el banco regional de proyectos sostenibles. México es uno de los países que más proyectos ingresa a fondos internacionales de financiamiento climático. Con esta experiencia, es el momento de que nuestro país establezca sus propios fondos de transición energética, fondos de transición justa y fondos verdes nacionales para acelerar la generación de proyectos. Un paso más allá, sería que estos fondos puedan ser utilizados para generar cooperación bilateral con otros países en la región. Esta línea de acción podría convertir a México en un promotor de la transición energética justa que combata el cambio climático y asegure el derecho de las personas a tener una canasta de energía limpia y asequible.

Quinto, México actor clave en la evolución de los bancos de desarrollo internacionales. Nuestro país es una voz activa en la evolución de los mandatos de los bancos de desarrollo multilaterales, abogando por una agenda sostenible que equilibre las políticas sociales y ambientales. Este papel puede contribuir a que México sea la voz que represente a países de ingresos medios que tradicionalmente son excluidos de los enfoques de política de los bancos multilaterales. En este sentido, es importante que México incremente su participación técnica y de capital en estos bancos para tener una mayor presencia geopolítica en la toma de decisiones globales.

Sexto, México líder en la lucha contra la corrupción y el lavado de dinero. Somos un país que destaca por sus marcos de cooperación avanzados en la lucha contra la corrupción y el lavado de dinero, lo que nos posiciona para asumir mayores responsabilidades en organismos internacionales en esta área.

Séptimo, México es un país que ha emergido. Tradicionalmente México es considerado una economía emergente, sin embargo, en los mercados internacionales, se distingue positivamente de otras economías emergentes. Con un acceso establecido a mercados internacionales y una infraestructura institucional robusta, nuestro país está moviéndose hacia una mayor autosuficiencia financiera, buscando depender menos de fuentes externas y más de nuestro mercado interno. En este sentido, quizá sea el momento de asumirnos como una economía que ha emergido.

Estos siete puntos delinean un camino ambicioso para que México en los próximos años fortalezca su posición internacional, proyectándose como un líder en desarrollo sostenible y responsabilidad social.

Subsecretario de Hacienda y Crédito Público

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