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Ante los retos, un plan de rescate serio

17/04/2020 |23:47
Redacción El Universal
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¿Cómo percibo lo que estamos viviendo en México?

La pandemia de Covid-19 está provocando una crisis mundial sin precedente en la parte sanitaria, económica y social.

Del lado sanitario, los países están en la carrera, con relativamente poca coordinación internacional, para lograr las siguientes metas:

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- desarrollar la producción de pruebas masivas, de máscaras y aparatos hospitalarios;

- asegurar que el número de pacientes no rebase la capacidad del sistema de salud local;

- desarrollar vacunas y tratamientos...

Aparte de excepciones como Corea del Sur, la gran mayoría de los países ha optado por el confinamiento generalizado como herramienta para la contención de la pandemia. Se trata obviamente de limitar la propagación del virus pero, a la vez, de tratar de lograr que el número de personas contaminadas que necesitan tratamiento hospitalario se mantenga inferior a la capacidad hospitalaria instalada. No será posible salir de estos confinamientos si estos países no deciden políticas de detección masiva de las personas infectadas. Sin detección masiva y tratamiento oportuno de las víctimas del virus, el riesgo de una segunda ola de contaminación sigue demasiado elevado.

Sabiendo además que el virus se está propagando en el aire, y particularmente en los lugares de alta densidad de flujo de personas (hospitales, mercados, lugares de transporte publico, etc.) para minimizar los riesgos de salida de confinamiento será importante que se desarrollen tecnologías de descontaminación y monitoreo del aire en estos lugares. Según las estimaciones de los expertos, esta situación no va a durar, en el mejor de los casos, menos de 12 meses, el tiempo necesario que se desarrollen las vacunas y los tratamientos aprobados por los varios organismos sanitarios mundiales.

Del lado económico, cuando se quiebre la demanda porque los consumidores finales están confinados y que se quiebre la oferta porque ya no funcionan las cadenas de suministro y además cierran las empresas, se estará concretando el escenario perfecto de una crisis económica mayor y violenta. Para enfrentar esta situación, la clave reside en el acceso a la liquidez. Por esta razón, los países de la OCDE, con la excepción de México, están dispuestos a suspender hasta el final de la crisis, la estricta aplicación de la ortodoxia de la finanzas publicas para poder mantener a flote sus economías con la mayor inyección posible de liquidez y de garantías financieras de sus bancos de desarrollo.

En cuanto a México, las autoridades esperaron demasiado tiempo para atender seriamente la parte sanitaria, y en la parte económica siguen opuestas a adoptar, aunque lo sugiere la OCDE y también lo reclama a gritos el sector empresarial , un plan de rescate serio y ambicioso para contener la caída brutal de la actividad económica y la ola violenta de quiebras empresariales.

Las consecuencias humanas, sociales, y económicas serán desgraciadamente dramáticas.

En el frente sanitario, cuando las propias Autoridades a cargo del asunto reconocen que las cifras reales podrían ser hasta diez veces superiores a las cifras oficiales del número de personas contaminadas y de fallecimientos, se pueden contemplar cifras catastróficas para las semanas y meses que vienen.

En el frente socio-económico, la consecuencia de la falta de un plan de rescate de la economía serán sin lugar a dudas:

- Un desempleo masivo y repentino (la posibilidad de una pérdida superior a 1 millón de empleos en los dos próximos meses no parece descabellada con base en las cifras anunciadas

por la Secretaria de Trabajo el 8/04/20),

- Un incremento de la inseguridad que ya de por sí había alcanzado niveles inaceptables.

- Unos dramas humanos y sociales que provocarán una sociedad desunida, desconfiada, violenta, y sin rumbo.

Por si fuera poco este listado de desafíos que enfrenta México, la situación del mercado petrolero mundial con las caídas brutales del precio del barril, representa un reto económico suplementario que puede llevar a la quiebra una empresa como Pémex que sigue considerada como un símbolo político por parte del gobierno .

A pesar de este panorama tan preocupante, tenemos que seguir con ánimo de construir o prepararnos para re-construir.

Solo un dialogo abierto entre absolutamente todos los sectores de la sociedad permitirá minimizar los costos humanos, sociales, financieros y económicos de esta crisis que sin duda será la más violenta y desestabilizadora de las ultimas décadas.

Pero no nos amarguemos la vida, todos (sociedad, Estado, academia) pongámonos a hacer lo que tenemos que hacer; ninguna crisis es para siempre

Consultor, ex presidente del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales.