Llegamos a las fiestas navideñas con por lo menos algunos motivos de satisfacción y tranquilidad. El país disfruta del T-MEC, firmado en México por la carismática Viceprimera Ministra de Canadá Freeland, y Lighthizer, que a nombre de Trump, vertió elogios que ha dirigido a pocos gobernantes. Un regalo de Santa Claus al Presidente, que pocos esperaban se diera tan pronto, gracias a una constelación bien alineada, en que ganan Trump, los demócratas y los sindicatos. Falta la ratificación del Senado, complicada por el proceso de “impeachment”. El “paquete” positivo en su conjunto alienta expectativas favorables para 2020, aún con concesiones inadecuadas, como la “supervisión” a cargo de los “agregados laborales”, que corresponderá a México acotar. Ello nos da “estabilidad” en la relación con E.U.

Además, tenemos estabilidad financiera con el peso abajo de $19.00. Si nos comparamos con prácticamente toda Latinoamérica disfrutamos además de estabilidad política. ¡No es poca cosa! El aumento del salario mínimo de 20%, consensado con el sector privado es una medida de política inteligente, que contribuye a reactivar el motor del consumo. Si además se concreta algo de la inversión prometida, el pronóstico de crecimiento 2020 puede mejorar.

Por lo demás, en esta época de asueto, más que avocarme a escribir, quiero compartir con el lector 3 textos que me parecen relevantes, y quizá sugestivos: Uno es un artículo de Martin Wolf, destacado columnista del Financial Times: “el ascenso de los populistas autoritarios”, que contiene una caracterización atinada de este producto de nuestra época: Johnson, Trump, Duterte, Orban, Bolsonaro: “Los rasgos de estas dictaduras personales incluyen un círculo estrechó de gente de su confianza, la instalación de los leales en posiciones de poder, la promoción de miembros de su familia, la creación de un nuevo movimiento político, el uso de referéndums como mecanismo para justificar sus decisiones. Una característica de estos líderes fuertes es que comienzan como populistas. Después, argumentan que sólo ellos, ya armados con poderes extraordinarios, pueden resolver los problemas del país. Ellos argumentan que la élite tradicional es corrupta e incompetente. Ellos insisten que se debe desconfiar de los expertos, los jueces y los medios. Los votantes deben en cambio confiar en la intuición del líder, que es la encarnación del pueblo”. ¿Retrato hablado de alguien conocido?

Las otras citas se refieren a una “falla estructural” del actual gobierno, sin la cual es difícil que avance la 4T; la relación que debe haber entre la visión política del líder y la capacidad del aparato administrativo para ejecutarla. El maestro Reyes Heroles, en un discurso sobre la Reforma Administrativa (1977) -cita que debo a Alejandro Carrillo- dijo: “La política traza los fines, establece las metas y la administración supone la capacidad para alcanzar metas y fines... De nada sirven grandes metas y ambiciosos fines, sin capacidad administrativa… Sin buena política es imposible la buena administración y una buena administración obviamente ayuda a una buena política”.

En México opera una “administración dual”, la de ministros “competentes” y otra de una ineficaz “ineptocracia”. El filósofo francés d'Ormesson, inventor de la palabra, la definió así: “La ineptocracia es el sistema de gobierno en el que los menos preparados para gobernar son elegidos por los menos preparados para producir, y los menos preparados para procurarse su sustento, son regalados con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios sobre el trabajo y riqueza de unos productores en número descendente, y todo ello promovido por una izquierda populista y demagoga que predica teorías, que sabe que han fracasado allí donde se han aplicado…”


¡Ojalá estas reflexiones iluminen a alguien para un mejor 2020! ¡A mis lectores una feliz Navidad!
¡Felicidades a Juan Francisco Ealy Ortiz y a la gran familia Universal!

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