El III Informe del Presidente López Obrador, complementado en forma muy congruente por el Paquete Económico 2022, son documentos importantes. Establecen las políticas que determinan nuestro futuro en los próximos 3 años. Permiten una definición de la 4T, ya no sólo como visión, sino como proyectos en ejecución, considerando su misión transformadora esencialmente concluida con algunos trazos pendientes de realizar, las 3 reformas: electoral, Guardia Nacional, eléctrica. Desde muchos puntos de vista esta previsibilidad y consistencia debe dar un sentimiento de alivio. Ya no habrá cambios radicales. Sí continuará seguramente con más ocurrencias irracionales, como la sustitución de la estatua de Colón; su lenguaje y estilo será el mismo, debemos esperar las agresiones, burlas, cánticos en las mañaneras como parte del nuevo folklore nacional. El Presidente nunca deja de asombrar, genio de la comunicación, que continúa ganando ante la opinión pública la carrera entre buenas intenciones y malos resultados.

El informe tiene 4 “tiempos” y 3 “pilares” bastante claros: Empieza con la prioridad a su política energética, clara vuelta al pasado, a contracorriente del mundo: el apoyo a Pemex, tonel sin fondo; a las 6 viejas refinerías, buscando la autosuficiencia en gasolina en vías de desaparecer como combustible y a la generación de energía eléctrica por CFE, todo con energías contaminantes. Luego, su política de inversión en infraestructura con sus proyectos emblemáticos para apoyar el desarrollo regional del Sureste, necesario pero con medios equivocados y poco redituables, principalmente el tren Maya destructor del medio ambiente, la refinería “subacuática” de Dos Bocas, y el aeropuerto de Santa Lucía que quedará como museo de la Aviación Militar, porque con el espacio aéreo limitado no permite adicionalidad de vuelos: 3 “elefantes blancos” que quedarán como monumentos a la miopía gubernamental y sí el corredor transístmico, el único atinado. En tercer lugar, sus programas de bienestar social bien intencionados, primordialmente las pensiones a adultos mayores, “construyendo futuro para los jóvenes”, siembra de nuevos árboles y deforestación de los viejos, los programas para contener los efectos sociales de la pandemia. Finalmente, rinde su informe de sus 7 “medallas de oro”, los “récords históricos”: 1) remesas recibidas, 2) monto de inversión extranjera directa, 3) pico en Bolsa de Valores, 4) mayor firmeza en el tipo de cambio, 5) pico en reservas internacionales, 6) el más bajo endeudamiento, 7) lo más de reconocerse, el aumento de salarios mínimos. Son temas que destacaría el más neoliberal de los gobiernos. Parte de los medios nacionales cayeron en la trampa de concentrar su discusión en estos aspectos. ¿Si son ciertos?, que no lo son todos… ¿sí son obra de él, o no? desviando el análisis de las grandes carencias del informe, que fue totalmente omiso en los grandes problemas y rezagos que la pandemia ha evidenciado. ¡No menciona siquiera las palabras “desigualdad, pobreza, inseguridad”!

Pero, el análisis del “medio camino”, también refleja, frente a sus 7 “medallas de oro”, las 7 “medallas de plomo”, las de los últimos lugares, los peores indicadores históricos propios o comparativos con otros países en los temas más importantes. 1) La mayor caída de la economía desde 1932, la Gran Depresión, sí es verdad en parte provocado por causas externas, pero Cárdenas y Roosevet, la compensaron con políticas sociales y fiscales apropiadas. Él la profundizó con uno de los más bajos niveles de inversión pública de la historia. 2) Aumento de la pobreza en millones de mexicanos a los niveles más altos por las políticas compensadoras más débiles entre los grandes países, con políticas fragmentadas, clientelares, sin reglas y con un carácter regresivo frente los más pobres. 3) Los efectos más negativos de la pandemia, entre los más elevados números de muertos, más de medio millón, en los equipos médicos, en índices de letalidad, resultado de lo que es reconocido como una de las peores políticas de salud, con el liderazgo más irresponsable, más anticientífico, con serio desabasto de medicinas, vacunación insuficiente, con bajo gasto en salud y subejercido. Mantenernos como uno de los más rezagados sistemas educativos, que se agravará por la pandemia, capturado por la CNTE, un sindicato criminal. 4) Uno de los mayores índices históricos de criminalidad, centrados en homicidios, vinculados con el crimen organizado, que ha conllevado pérdidas de control del territorio, con su clara participación electoral, lo que nos convierte parcialmente, en narco-Estado y Estado fallido. Una falta absoluta de estrategia, salvo la impunidad y la complicidad con ellos. También récords históricos de femenicidios y asesinatos de periodistas. 5) La mayor destrucción de instituciones, organismos reguladores y autónomos, fideicomisos, agresiones contra el Poder Judicial. Severo deterioro de la administración pública y de sus cuadros técnicos por despido, recorte de sueldos, frente a nombramientos de cuates y parientes. Deterioro flagrante del Estado de derecho, con obstrucción por grupos de crimen organizados de vías, caminos de peaje y extorsión, que debilita la actividad económica. 6) La campaña más ineficaz contra la corrupción. ¿Dónde quedó Lozoya, Odebrecht, altos funcionarios y sus familiares? Asignación directa de obra, poco transparente. 7) El campeonato histórico de “militarización” que, frente a ineficacia en sus funciones de seguridad nacional, las fuerzas Armadas se han abocado a ser el Ministerio de Obras Públicas de construcción de puertos, aeropuertos, sucursales bancarias, trenes o agencia de distribución de vacunas, libros de texto y Aduanas. Tareas difíciles de revertir y que exponen al Ejército y la Marina al riesgo de la contaminación.

El mayor número de ocurrencias que han provocado la hilaridad y el desprestigio internacional, la no rifa del avión, las perversiones de nuestra historia y las peticiones de disculpas anacrónicas, la pirámide “disneyesca”, la sustitución de la estatua de Colón por “la extraterrestre”.

¿Esto es lo que ha definido la Cuarta Transformación equiparable a las otras 3?: la obra de Juárez, con su reforma modernizadora y separación del poder civil del religioso; la valiente revolución maderista con su triunfo democrático sobre la dictadura; la afirmación del poder del Estado y, las grandes reformas sociales de Cárdenas. En ésta no hay ni ideología, ni “modelo de desarrollo” coherente. Un sexenio perdido en crecimiento, niveles paupérrimos de inversión; programas sociales insuficientes, política energética anti-ambiental y a contracorriente de las tendencias mundiales. Fruto de un equipo de trabajo sin las capacidades necesarias.

El Paquete Económico y el Presupuesto para 2022 es un documento perfectamente congruente con el Informe Presidencial y por lo tanto previsible: privilegia los proyectos emblemáticos, los programas sociales preferidos, sin ningún nuevo programa social transformador, que ataque los graves problemas de salud, pobreza y empleo. No hay grandes cambios, porque optó por no hacer una reforma fiscal integral, quizá atinadamente porque no están dadas las condiciones políticas y optó por recurrir a la simplificación y la mejor administración tributaria. Sí es una acertada reforma el Régimen Simplificado de Confianza, gravando a los causantes menores con una tasa fija baja sobre ingresos brutos. Puede ampliar considerablemente la base y disminuir la informalidad.

Hay que reconocer que el Secretario Ramírez de la O si pudo darle, dentro de márgenes estrechos, algunos “retoques keynesianos”, acordes con los tiempos, al Programa 2022. Aumenta el Presupuesto, superando por primera vez la barrera de los $7 billones, incurre en un modesto déficit para aumentar la inversión pública, que aunque con la mala asignación de recursos en proyectos emblemáticos, puede con optimismo alcanzar al fin un posible crecimiento del 4%, modesta recuperación. La inversión privada será clave. Buenas novedades los 97 proyectos de infraestructura y el “despertar” de la Banca de Desarrollo “adormilada” y mayor gasto en salud. A pesar de todo, es finalmente un programa de política económica neoliberal, quedan pendientes las asignaturas de mayor crecimiento y empleo, menos pobreza y desigualdad. Pero mantiene tranquila la confianza en el frente económico, frente al vendaval político que se avecina.

La carencia y estrechez de recursos fiscales sí nos hace vulnerables a la aparición de posibles “cisnes negros” al asecho: el desbordamiento de la pandemia con el apresurado regreso a clases; surgimiento de problemas en la banca por falta de pagos, crisis fiscal en algunos Estados, tensiones en el sector salud y sus médicos; apagones en CFE; crisis financiera en Pemex, desastres naturales sin Fonden; demandas internacionales y sostenida polarización social; crisis en partidos políticos, provocando turbulencia electoral. Esperamos que no sea así. Todo considerado, el Paquete Económico da confianza, es un paso en la dirección correcta.

¡Viva México en sus 200 años, hemos sobrevivido todo… hasta nuestro presente!

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