La revista del Banco Nacional de Comercio Exterior cumple 70 años de publicación, fuente de prestigio para México, ahora en versión digital. Da gusto que revive sus momentos estelares. Bajo el impulso de Mario Rodríguez, nuevo Director General Adjunto de Planeación Estratégica del Banco, y el experimentado equipo editorial de Miguel Ángel Ramírez, han publicado como primer número del año, un ejemplar con el oportuno y sugestivo título: “La Hora de la Banca de Desarrollo”.

Tiene el acierto de ubicar el tema dentro de los grandes retos de un mundo en transición. De inicio refleja su renacimiento internacional con un artículo: “Llegó la era de los bancos públicos de desarrollo”. ¡Ésta se deriva del resumen de la 1ª Cumbre Mundial de los Bancos Públicos de Desarrollo, celebrada en París en noviembre, convocada por el presidente Macron y los dirigentes de la ONU, Guterres, y, del FMI, Georgieva, y los Directores, representando 450 Bancos con activos de US$11 billones! Su objetivo fue hacer recomendaciones para aprovechar este importante instrumento para la recuperación postCV-19. Mauricio de María y Campos escribe, como carta de presentación de la relevancia de los Bancos de Desarrollo (BD): “Las lecciones de Asia Oriental”: la experiencia del maestro Japón en los 60’s, su discípulo aventajado Corea, y los nuevos practicantes: China y Vietnam. Todos usan los “policy banks” como instrumento vital para sus estrategias de desarrollo muy exitosas.

En mi artículo: “La banca de desarrollo, sustento indispensable para la recuperación postCovid” señalo que ésta ofrece la oportunidad para reformular la estrategia de desarrollo de México y para retomar un crecimiento acelerado, sustentable e incluyente. Ello transita por crear el ambiente para incrementar la inversión pública y privada, apoyar la política comercial “Temequizada”, pero vinculada con una verdadera política industrial; ambas, sustentadas en una nueva política de financiamiento, con una BD revitalizada. Es decir, un triángulo: Política Industrial-Política Comercial-Política de Financiamiento. Este eje funcionó durante el desarrollismo mexicano, que nos dio 40 años de crecimiento al 6% anual. Nafin funcionó como un poderoso instrumento de la política industrial. Bajo el embate del Consenso de Washington y elementos de cosecha propios, se convirtió en “la banca del subdesarrollo”, otorgando un ridículo crédito de 3% del PIB, menos del 20% del crédito bancario.

Se recomiendan algunas propuestas:

- Los BD (en México, Banobras, Nafin, Bancomext, Financiera Rural, principalmente) deben actuar proactivamente como “bancos de políticas”, generando programas sectoriales y regionales, proyectos sustentados en estudios sólidos y formación de cuadros técnicos. Así, Nafin sería el Banco de la política industrial; Bancomext, el de la política comercial, cada uno financiando programas de una de las subsecretarías de Economía, como instrumentos parafiscales.

- Debe duplicarse su financiamiento de 3 a 6% del PIB ($1.5 billones), aprovechando su capacidad de obtener crédito interno y externo, encontrando fórmulas para recibir apoyo del Banco de México. Ello amplía el limitado margen fiscal que tenemos, para actuar contra la depresión y estimular la recuperación.

- Descartar totalmente el error, por segunda vez, de fusionar o semifusionar las instituciones, cada quien tiene sus propias funciones y fortalecerlas, con su propio director de tiempo completo.

- Bajo la pandemia, deben jugar un doble papel: a) realizar programas de salvamento y reconversión de la planta productiva. Bancomext ha actuado en sectores que lo requieren, como turismo, aviación; b) apoyar nuevos sectores de vanguardia, energías renovables, infraestructura verde, empresas con nuevas tecnologías.

- Las PYMEs, objetos de “mucha palabrería”, requieren una estrategia especial, centrada en NAFIN. No es suficiente dar factorajes, garantías y redescuentos a los bancos privados; se requiere una política integral en toda la cadena, que incluya evaluación de proyectos, asistencia técnica, crédito de largo plazo, capital de riesgo, localización, clusters; definir sectores piloto; integrar una nueva estructura industrial.

- Un tema importante es que la banca privada debe incorporarse, mediante políticas explícitas a esta nueva estrategia de desarrollo. Éste es el mensaje del gran artículo de un profesor holandés, Bezemer: “Dirigir el crédito a las actividades que más contribuyen al desarrollo”. Parte de un estudio de 17 países en un periodo de 3 décadas. Inicia con la crítica a la banca, cuyos créditos en mucho se desviaron de contribuir a la producción e innovación de los emprendedores; a la adquisición circular especulativa de activos preexistentes en los mercados inmobiliarios y financieros; la “economía casino” improductiva. Demuestra la larga exitosa tradición de las políticas de asignación selectiva de crédito y su utilidad para el desarrollo de actividades y sectores prioritarios, que respaldaron primero el despegue de varias economías latinoamericanas; luego, los éxitos de los “tigres asiáticos”, y más recientemente, Vietnam, China e India. Afirma: “lo importante es que los responsables de la formulación de políticas coinciden nuevamente en la orientación crediticia, como un poderoso aliado de su estrategia productiva”. “¡La crisis del CV-19 ha dado un nuevo impulso a la participación del Estado en la economía, la política industrial y, con ella, la asignación selectiva del crédito!”

Parecería que en la Secretaría de Economía, con el cambio de Tatiana Clouthier, se prende una luz para “espantar” de allí a los “fantasmas” hostiles a la política industrial y la BD y, finalmente, aplicarla, gozando del apoyo de varios grupos industriales (especialmente Concamin). Bancomext había iniciado ya un renacimiento de políticas de fomento, que continúan y, ahora, con la revista, suma la aportación de ideas al debate.

Esperemos que efectivamente haya llegado “La Hora de la Banca de Desarrollo” y que las opiniones vertidas sirvan para inspirar políticas en beneficio de México.

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