La elección más grande de la historia, una de las más importantes, frente a diversos oráculos, casandras, agoreros del desastre por diferentes razones, y motivaciones, dejó a casi todos “felices-felices”. Creo que, en términos generales, nuestro país sale muy bien librado si se analiza el balance de los diferentes resultados.
Los principales héroes y ganadores son el INE y Lorenzo Córdoba. Resistieron a “pie” firme, con gran valor, un verdadero asedio del gobierno. Lograron un proceso electoral ejemplar, de organización notable, miles de casillas operando casi al 100%. Sale muy fortalecido ante la opinión pública… ¡Feliz-feliz! Triunfo igualmente de la ciudadanía, superando los riesgos de la pandemia, el miedo a la violencia, acudieron a votar en números sin precedentes, más del 50%, con una gran participación de más de 1 millón de supervisores, operadores de las casillas, observadores... todos “felices”. Se da un gran ejemplo de proceso electoral admirable en un mundo turbulento, buen escaparate para la visita de Kamala Harris.
Un triunfo para la “coalición opositora”, la sociedad civil que se fue aglutinando, impulsando el “voto estratégico”. Como lo reflejan los encabezados de algunos periódicos, logró alcanzar el objetivo de frenar las tendencias autoritarias del Presidente, impidieron que alcanzara la mayoría calificada en la Cámara con sus aliados, tampoco por sí sola la mayoría simple, sólo con sus satélites pierde 57 curules. Mejoran los equilibrios. No puede realizar por vía legal una reforma constitucional, incluyendo extender su mandato o su reelección. La oposición dio el paso correcto para “emigrar” de una coalición electoral a una coalición de gobierno… ¡Felices-felices!
Gana la oposición más de la mitad de las alcaldías (12) de la Ciudad de México. Pierde la izquierda el control absoluto que tenía desde 1997. Un comentarista hizo la analogía: la Ciudad de México se dividió por mitad como Berlín: el oeste próspero, capitalista, más intelectual, y el este más populista, “izquierdoso”. Pierde el inefable Romo en la Miguel Hidalgo. Siento que lamentablemente este resultado afecta a Sheinbaum, que es de lo más competente y sensato de Morena. Sufre el efecto de la debacle del Metro, pero sobre todo, le tocó la opinión pública mejor informada, más analítica, más irritada, cargando las notorias fallas de su “jefe”: el peor manejo de la pandemia, de la economía, del aumento de la pobreza.
Me desmañané para escuchar la “mañanera”, quería ver el semblante del Presidente. ¿Irritación, frustración, enojo?, porque no logró cumplir sus altas expectativas, “como la mayoría calificada”, o bien de satisfacción por los resultados obtenidos. Sabíamos que el primer escenario tendría serias consecuencias adversas. Afortunadamente aprecié un Presidente complacido. Expresó su satisfacción por el apoyo del pueblo para preservar la continuidad de su proyecto. Su beneplácito porque las diferencias se resolvieran por vía del voto, en forma pacífica y democrática, y que el proceso se desarrolló sin violencia, ¡casi felicitó el buen comportamiento del crimen organizado! ¡Sólo asesinaron a varias decenas de candidatos! En particular celebró que el pueblo le diera la mayoría simple en el Congreso, para lo que evidenció como su gran prioridad, darle el control del Presupuesto y así poder proteger sus grandes programas sociales: adultos mayores, jóvenes, discapacitados... ¡Estaba feliz-feliz! Con la satisfacción del Presidente se le da al país serenidad, estabilidad. Se espera no se radicalizará. Seguirá por un rumbo similar al que ha trazado en sus dos primeros años. La clave va a ser la Suprema Corte de Justicia. Todo depende de que Zaldívar actúe con patriotismo y rechace la flagrante “violación” de la Constitución para extender su mandato, lo cual lo enviaría al “basurero” de la historia.
Se ha producido una reconfiguración interesante de nuestro sistema político. Gana desde luego con la desaparición de los nuevos “partiditos” engendros, cortesía del Presidente del Tribunal Federal, que nunca debieron haber nacido… ¡Felicidad! El PAN, a pesar de su mediocre liderazgo, le va bien en las gubernaturas, sus cotos tradicionales, Chihuahua y Querétaro, y gana el liderato de la coalición legislativa con un buen incremento de diputados… ¡Feliz! Para el PRI, otro vergonzoso resultado histórico, cosechando lo que merece con el desprestigio de su actual liderazgo. “Amlito” debería renunciar y no aspirar a cosas mayores. La militancia debe “despertar”, reflexionar, exigir una verdadera renovación. ¡No ganó ni en su Estado! ¡No nos puede representar, como su líder, en la Cámara! El Verde, lamentablemente, gran ganador, cuadruplica su representación en el Congreso y será el principal apoyo “bisagra” de Morena. Se beneficiará su dirigencia del “boom” del “valor de sus acciones en la “bolsa” política”. Seguirá siendo el mejor negocio mercantil o consciente de su nueva fuerza, adquirirá independencia de Morena, para quien es un lastre conceptual, arrastrando un historial de corrupción y falta total de comunidad de ideas. ¡Lástima que tenga tantos “jóvenes”! ¡Ojalá lo renueven! Movimiento Ciudadano también gana y, al no sumarse a la coalición opositora, frecuentemente la hizo perder. ¿Cuál será su cálculo? ¿Qué pasará al interior? Mantiene en Alfaro un baluarte opositor, valiente, en Jalisco. Ahora reforzado, igual sucede en Nuevo León con Samuel García y Colosio. ¿Se impugnará esa elección? Su problema también es si superará el mercantilismo del mejor postor que representa Dante Delgado, con sus frecuentes componendas legislativas, favoreciendo a Morena, o ya se reformó con su agresivo “manifiesto”. Aumenta también “el precio” de sus apoyos. ¡Ojalá haya una depuración con nuevos liderazgos!
Esta elección indudablemente arrojó sorpresas. Da valiosas lecciones. Avanzamos en la eficacia y credibilidad de nuestro sistema electoral. Condición necesaria para la democracia, pero no suficiente. La ciudadanía tenía en mente la necesidad de frenar una clara tendencia hacia el autoritarismo. Se logró evitando la mayoría constitucional en la Cámara y una mayor pluralidad, fortaleciendo la división de poderes. Para muchos estos son conceptos etéreos. Pero también sufre un duro golpe Morena con la paliza en su baluarte de la Ciudad de México. Debe entenderse que el voto más “ilustrado” castigó sus pésimos resultados de gobierno y se convirtió en víctima de la polarización y el encono que creó. Se evita caer en la exageración de que se salvó la democracia. ¡Falta un trecho! El gran vacío son los partidos políticos. No pudieron capitalizar las evidentes fallas de gobierno y mucho menos crear una visión alternativa propositiva. Lo hizo parcialmente la sociedad civil. Se requerirá una verdadera renovación de cuadros. Una plataforma de propuestas positivas, no sólo defensivas y de rechazo. ¡Esa es la lección y el reto para 2024! Lo logrado es alentador, fortalece nuestro experimento con “coaliciones de oposición”, da vitaminas, alienta y envalentona a los organismos autónomos, a grupos de la sociedad civil, para defender las instituciones, no destruirlas. Todos estamos “felices-felices”. ¡México avanzó!