¿El regreso de Trump a la Casa Blanca es un peligro para México? Probablemente. O por lo menos por lo que a la seguridad de los mexicanos se refiere.
Si recordamos las declaraciones del republicano, él y su gobierno usarán todos los medios -desde la fuerza militar hasta el chantaje comercial- para doblegar a nuestro país a implementar aquellas políticas públicas que le convengan a los Estados Unidos.
De todos los temas en los que Trump considera a nuestro país como adversario -más que aliado- dos son los que principalmente impactarían la seguridad en México: migración y narcotráfico.
En la última campaña Trump afirmó que mantendrá su frontera segura, libre del cruce de migrantes indocumentados mediante el uso de las fuerzas armadas incluido, de ser necesario, dispuestas en nuestro territorio.
Si bien, es altamente improbable que nunca tengamos a militares estadounidenses en territorio nacional para frenar la migración, lo que sí es probable es que el mandatario use todos sus recursos para obligar al gobierno mexicano a cooperar en tal tarea.
Ello tendría como efecto la reestructuración de la política migratoria mexicana -con la necesaria redistribución de recursos para implementarla- así como el aumento de personas migrantes en nuestro territorio.
Migrantes que se encontrarán desprotegidos, abandonados a sí mismos, criminalizados, victimizados o reclutados por los grupos delincuenciales.
Ello llevaría al aumento de las violaciones a derechos humanos, de la corrupción, de los robos, secuestros, extorsiones, trata de persona, narcomenudeo, delitos sexuales, homicidios y desapariciones de personas a lo largo del país.
Por su parte, el interés de Trump por luchar contra los narcotraficantes en México no deriva de la importancia de contar con un vecino seguro, donde los mexicanos vivamos en paz, sino para atender la crisis de consumo de fentanilo que se vive en su país.
Para ello, Trump propone declarar como terroristas a los narcotraficantes mexicanos y así poder llevar a cabo operativos militares en nuestro territorio en contra de tales grupos delictivos.
Si bien es poco probable que eso suceda -tal política tendría un costo económico y humano para los estadounidenses muy alto, con dudosos resultados, difícil de administrar e incluso justificar en cortes internacionales- es importante considerar las consecuencias que podría tener en México.
Las intervenciones militares de los Estados Unidos en otros países suelen aumentar la descomposición social y la violencia.
En un país con débiles instituciones como es el nuestro; donde la delincuencia ejecuta diariamente a por lo menos 80 personas y desaparece por lo menos a 10; donde existe total impunidad y las víctimas son olvidadas, tal política resultaría desastrosa: llevaría al aumento de la violencia y la corrupción.
Lamentablemente Trump ya tiene una estrategia para doblegar al gobierno mexicano, mediante la amenaza de aumentar los aranceles en contra de nuestros productos o incluso renegociar el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), si nos sometemos a sus políticas. Acciones que resultarían terribles para la economía de los mexicanos.
Se avecinan días difíciles para el gobierno de Sheinbaum, mientras más se acerque la toma de posesión de Trump, más aumentará la presión.
En dicho contexto, la narrativa de “estamos atendiendo las causas” y “la política de seguridad del expresidente López de abrazos, no balazos funcionó, ya no será útil ni del lado del republicano, ni de algún posible aliado o contrapesos demócratas.
De hecho, el que López haya suspendido las relaciones diplomáticas entre nuestros países y que el aún embajador Ken Salazar, haya declarado que tal política fue un fracaso, aumenta la desconfianza en contra de nuestro país y hace aún más difícil la posición de Sheinbaum y su gobierno.
Precisamente en días pasados Salazar -quien por años mostró una gran cercanía con el expresidente López y su gobierno- finalmente dijo lo que la mayor parte de expertos y analistas nacionales e internacionales sabemos que: el gobierno de la 4T fracasó rotundamente en su promesa de reducir los delitos y la violencia.
Las declaraciones de Salazar fueron duras, “la austeridad republicana puede dejar la seguridad peor de lo que está… el gobierno mexicano rechazó la ayuda y cooperación internacional… México es un país peligroso… abrazos, no balazos fue un fracaso”, tan duras como las de su antecesor, el embajador Christopher Landau, quien afirmó que por lo menos el 40% del territorio nacional se encontraba bajo el control de la delincuencia.
Declaraciones que atienden la realidad que en nuestro país no se quiere ver, declaraciones que se sustentan en datos, que dan fuerza a las peticiones de Trump y que su posible reacción representa un peligro para la seguridad de todos los mexicanos.
Director del Observatorio Nacional Ciudadano
@frarivasCoL