El mero trámite se cumplió, Claudia Sheinbaum será la primera presidenta de nuestro país. El frente opositor reconoció su aplastante derrota y deja el paso libre a una protesta tersa y sin problemas.

Sheinbaum tomará el cargo en cuatro meses en un contexto que le será extremadamente favorable: un H. Congreso de la Unión -con mayoría calificada en la Cámara de Diputados- la mayoría de estados, municipios y congresos estatales morenistas. Es decir, Sheinbaum protestará como presidenta con el carro completo y la posibilidad de reconfigurar el país a su antojo.

Por otro lado, el contexto en el que recibirá el país será mucho peor de cómo lo recibió López de Peña: deuda pública en niveles récord, sin reservas ni fondo estabilizador ni los ahorros que generaron las administraciones “neoliberales”. A ello le debemos sumar que Sheinbaum iniciará su presidencia en el peor momento de crisis delictiva y violencia que nuestro país recuerde.

El próximo gobierno arrancará con prácticamente todos los delitos en máximos históricos -desde los homicidios, los feminicidios, las extorsiones, las desaparición de personas, el robo de hidrocarburo, hasta los delitos más cercanos a los ciudadanos como son el robo a negocio o la violencia familiar-; con un creciente control territorial por parte de la delincuencia organizada; con los mayores niveles de impunidad y corrupción y con las instituciones de seguridad y justicia desmanteladas por falta de política pública para reducir los delitos y los enormes recortes presupuestales en la materia.

Cuando Sheinbaum deba enfrentar todo ello ¿seguirá culpando al sexenio de Calderón de los delitos que ocurren 18 años después? ¿Asumirá su responsabilidad? ¿Reconocerá las fallas del gobierno de López? ¡Difícil saberlo aún cuando lo más probable es que no!

¿Qué se avecina en seguridad? Todo apunta a que en el próximo sexenio habrá más delitos y más violencia.

¿En qué sustento mi análisis? En que Sheinbaum tiene un plan que parte de un diagnóstico equivocado.

Si un diagnóstico sirve como un mapa para entender dónde estamos, cuáles los peligros y cuál la mejor ruta para ir hacia adonde queremos ir, que el mapa de Sheinbaum esté mal nos pone en un grave riesgo, nos llevará por un camino equivocado hacia donde no queremos ir.

El diagnóstico de Sheinbaum describe un país con delitos a la baja, en donde se han logrado grandes resultados en seguridad ¿así cómo se podrá atender la actual crisis de incidencia delictiva y violencia? No lo sé.

Aunado a lo anterior, es relevante decir que ese mismo diagnóstico lo comparten los gobernadores morenistas que protestarán el próximo octubre. En pocas palabras ni la presidenta de la República ni los nuevos gobernadores tendrán un plan adecuado a la realidad para enfrentar el embate de la delincuencia común y organizada.

Resulta difícil explicar por qué si el país va tan mal, la mayoría de los votantes renovó su confianza en un proyecto que ha fracasado rotundamente en temas como seguridad, justicia, salud o educación -por nombrar tan sólo algunos de los muchos fracasos del gobierno del presidente López- pero esto es lo que hay, y con esto debemos planear, adaptarnos y resolver.

Con base en los datos actuales de incidencia delictiva y con el análisis de lo que sabemos de la propuesta de la presidenta electa para atender el problema de seguridad, en 2030 cerraremos el sexenio con otros 200 mil muertos, otras 50 mil personas desaparecidas y en una crisis aún más grave de los delitos y la violencia que ocurren a lo largo del territorio mexicano.

Director del Observatorio Nacional Ciudadano

@frarivasCoL

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