Este 1 de marzo iniciaron oficialmente las campañas electorales que permitirán a los mexicanos elegir a la primer mujer presidenta de la República.
El arranque de las campañas sucede en un contexto de violencia extrema. Esta administración federal cierra como el gobierno con los peores resultados de combate a los delitos, procuración de justicia, atención a las víctimas y pérdida de control del territorio a manos de la delincuencia organizada.
Existen varios indicadores que nos hacen prever que esta será una elección complicada: por un lado hay una gran polarización social respecto a los proyectos electorales, por otro, el crimen organizado se ha hecho sentir mediante el ejercicio de la violencia -recordemos que a la fecha van por lo menos 19 precandidatos y personajes políticos que han sido ejecutados-.
Conscientes de la importancia de saber qué proponen los candidatos para resolver la peor crisis de violencia del México moderno, en el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), lanzamos la convocatoria a los candidatos para que se sumen al proyecto Por un México Seguro que consiste en responder un cuestionario para explicar con detalle qué plantean las aspirantes a la presidencia y los candidatos a las 9 gubernaturas en contienda.
El proyecto Por un México Seguro se aplica desde 2018, sus hallazgos han favorecido el voto informado y ha permitido identificar las fortalezas y deficiencias de cada proyecto de gobierno en materia de seguridad y justicia.
¿Qué han planteado a la fecha cada candidata? Sheinbaum representa la continuidad del proyecto del actual gobierno, mientras que Gálvez, apuesta a la desmilitarización y la construcción desde lo local de la seguridad.
Si el voto generalizado fuese un voto razonado, Sheinbaum la tendría mucho más difícil ¿cómo proponer la continuidad del peor gobierno de la historia en materia de seguridad?
¿Cómo puede Sheinbaum defender un modelo de gobierno que cerrará con casi 200 mil víctimas de homicidio, más de 50 mil de desaparición, el de mayor tasa de extorsiones, de otros delitos que atentan contra la vida, trata de personas, de otros delitos que atentan contra la libertad individual, de feminicidio, de violaciones, de violencia familiar, de robo de hidrocarburo, de otros delitos que atentan contra la sociedad, de robo a negocio, de robo a transporte de carga, de robo en transporte público, de narcomenudeo, de fraudes, de delitos electorales y de violaciones a derechos humanos?
En su discurso de arranque -aparte de proponer la continuidad-, Sheinbaum omitió mencionar a las Fuerzas Armadas, ni su rol futuro; se limitó a decir que fortalecerá la Guardia Nacional, la coordinación con policías y fiscalías estatales; que mantendrá las -absolutamente inútiles- reuniones cotidianas del Gabinete de Seguridad e invitará al fiscal general de la República a que asista; que fortalecerá la inteligencia y la investigación y mantendrá los programas sociales como estrategia para reducir las causas de la violencia.
Evidentemente Sheinbaum omite reconocer que este gobierno desmanteló instituciones, redujo el gasto en seguridad, dejó sin dinero los últimos 4 años a todas las policías municipales del país, politizó aún más la relación con los gobiernos locales y que en una parte del país no hay coordinación entre autoridades.
Sheinbaum tampoco explicó qué modelo seguirá para fortalecer a la Guardia Nacional, ni cómo resolverá el rezago de formación de sus integrantes.
Por su parte, Gálvez insistió en que ella no evadirá responsabilidades, que asumirá el tema de seguridad -a diferencia del presidente López que aún sigue culpando al pasado de todo hecho violento que ocurre en su gobierno-.
Gálvez propone limitar la multiplicidad de actividades en las que está involucrado el Ejército y limitarlo a sus funciones de seguridad nacional; duplicar los efectivos de la Guardia Nacional y modificar sus competencias; fortalecer a policías y fiscalías locales con mayores recursos económicos y tecnología -en particular mejorar la capacidad de prevenir los delitos de las policías municipales-, así como mejorar las prestaciones y condiciones de vida de los policías.
La apuesta de Gálvez de retornar el Ejército a sus labores sustantivas suena bien, pero difícil de cumplir ¿cómo logrará que un cuerpo tan poderosos, que hoy detiene una gran parte del funcionamiento del Estado, obedezca y deje todo en manos de los civiles?
De forma similar, Gálvez ignora lo difícil que es reclutar personal con un perfil específico y adecuado para labores policiales. Llegar a 300 mil guardias nacionales no debería ser lo más relevante de su propuesta sino que cada guardia apruebe los controles de confianza, esté bien capacitado y pueda desempeñar con integridad su trabajo.
Es un hecho que de nada nos ha servido que casi 400 mil soldados y guardias nacionales estén distribuidos en el territorio, dado que son incapaces de reaccionar a los delitos y frenar la violencia en el país.
Es nuestro anhelo que las candidatas a la presidencia y los candidatos a las 9 gubernaturas en contienda se sumen al proyecto Por un México Seguro, para que nos informen cómo atenderán la mayor preocupación de los mexicanos.
Debemos exigir que quienes piden nuestro voto estén preparados y dispuestos a trabajar por la seguridad, de lo contrario tendremos otro sexenio de sangre que podría llegar a ser incluso, peor que el actual.
Director del Observatorio Nacional Ciudadano
@frarivasCoL