Las elecciones 2024 tendrán a dos mujeres como las principales contendientes a la presidencia de la República: Claudia Sheinbaum por Morena y Xóchitl Gálvez por el Frente Amplio por México (FAM).

Dado que según todas las encuestas existentes la inseguridad es la principal preocupación de las familias mexicanas ¿qué podemos esperar de ambas contendientes como respuesta a la terrible crisis de violencia que este gobierno les heredará?

En 2018 Sheinbaum no presentó ninguna propuesta relevante para erradicar la violencia en Ciudad de México. Ya como jefa de gobierno tuvo un primer año muy difícil, los homicidios dolosos y secuestros se dispararon en la capital. Asimismo, le tocó justificar el nombramiento que le dio a Jesús Orta como Secretario de Seguridad Ciudadana, quien abandonó el cargo y se dio a la fuga, tras ser acusado de un desvío multimillonario en el sexenio de Peña.

Si analizamos los datos de incidencia delictiva podemos observar que Sheinbaum dejó la capital con una tendencia a la baja de homicidio doloso, secuestro, extorsión, robo con violencia, robo de vehículo, robo a casa habitación y narcomenudeo.

En contraste, los datos exhiben que la ex jefa de Gobierno concluyó su administración con una clara tendencia al aumento de feminicidios, homicidios culposos, robos a transeúntes, robos en transportes públicos, violaciones, violencia familiar y trata de personas.

Entre los aciertos que debemos reconocer a Sheinbaum podemos citar el haber convocado a un grupo de expertos para ayudar a que la transformación de procuraduría a fiscalía cumpliese con la intención de mejorar la procuración de justicia. Si bien las expectativas de dicha reforma institucional no se han cumplido cabalmente, el ejercicio ha sido uno de los mejores registrados en el país.

De igual forma Sheinbaum -a diferencia de sus antecesores- reconoció la presencia de la delincuencia organizada en la capital y nombró a un experto como reemplazo de Orta, Omar García, proveniente de la extinta Policía Federal, quien fue pieza clave en la disminución de la violencia.

Dentro de los claroscuros de su administración se encuentra la creación de la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP), una dependencia que en un principio permitió un mayor acceso a información relevante de seguridad y se ocupó de mantener viva la política de Gobierno Abierto de la capital.

Lamentablemente, con el tiempo los datos de la ADIP terminaron por ser inconsistentes con los datos oficiales de la fiscalía, sin explicar dicha inconsistencia.

Además cesó su participación en la Alianza por el Gobierno Abierto tras intentar frenar una evaluación adversa sobre su desempeño en materia de transparencia.

En esta pre-pre-campaña que acaba de concluir, al ser cuestionada sobre su proyecto de seguridad, Sheinbaum negó la realidad y evitó reconocer el fracaso de la actual administración federal en disminuir la violencia. Debemos esperar que en los próximos meses siga prometiendo “abrazos, no balazos” y repetir que “vamos bien”.

En caso de que Sheinbaum gane las elecciones presidenciales, es probable que insista en la continuidad de acciones que no han logrado ni un sólo resultado. Ello nos condenaría a otros 6 años de enorme violencia y control de la delincuencia organizada sobre el territorio nacional.

Por su parte, Gálvez tiene en su contra la ausencia de experiencia en materia de seguridad. Como jefa delegacional su poder de incidencia fue muy limitado y los cargos públicos que ha ocupado no la han llevado a enfrentar los retos que significa mantener la seguridad de los ciudadanos.

Sin embargo, es mucho más probable que sí Gálvez gane la presidencia, garantice mejores resultados que Sheinbaun en reducir la violencia.

Gálvez ya declaró que no continuará ni con las políticas de Calderón o Peña, ni con “los abrazos” de López; la candidata del FAM podrá centrar su campaña en el fracaso que este gobierno ha tenido por reducir los delitos y es probable que cuente con un programa bien sustentado en materia de seguridad ya que desde hace semanas se dio a la tarea de consultar expertos para desarrollar un proyecto claro en dicha materia.

Pese a que nada de ello es garantía, el que no se siga con las mismas políticas fallidas de seguridad de este gobierno, aumenta la posibilidad de resultados positivos en la materia.

En las elecciones 2024 los mexicanos nos jugamos mucho: tan sólo si pensamos que al final de este sexenio se habrán acumulado más de 180 mil víctimas de homicidio doloso y 50 mil desaparecidos, que este concluirá como el peor sexenio de la historia por lo que refiere a la violencia, podemos entender el valor de nuestro voto.

Urge que cada uno de nosotros entregue su confianza a alguien que cuente con un proyecto claro, disposición al diálogo y sin compromisos que la obliguen a repetir fórmulas destinadas al fracaso.

Director del Observatorio Nacional Ciudadano

@frarivasCoL

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