En 34 días termina el sexenio del presidente López, más allá de los triunfalismos de fanáticos y de lo que el oficialismo afirme, es innegable el profundo fracaso que el presidente tuvo en materia de seguridad y justicia.

El hombre popular, que mueve masas y emociones, que prometió con abrazos acabar con la violencia, con el ejemplo eliminar la corrupción, con amor rendirle cuentas a la sociedad, entregará un país más violento, más corrupto, más impune y más opaco, de cómo lo recibió.

La ausencia de canales de comunicación y el rechazo a las ideas y propuestas de científicos, contrapesos y expertos, favoreció decisiones de política pública ineficaces e ineficientes: el desmantelamiento del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la desaparición de Policía Federal, la creación de la Guardia Nacional, la militarización total de la seguridad, el debilitamiento de las fiscalías y policías locales, el abandono y rechazo a más víctimas, la negación de la realidad, se pudieron haber evitado con poco, con escuchar, analizar y evaluar objetivamente.

A ello, debemos agregar la puesta en marcha del llamado Plan C que formaliza la absoluta militarización del país, la sumisión del Poder Judicial, entre las otras acciones que harán de México una pseudo democracia con un Estado de Derecho aún más débil.

Ante todo lo anterior sorprende la abulia y desinterés social, a la mayoría de los mexicanos parece no importarle que este sexenio terminará como el peor en homicidios dolosos, feminicidios, desaparición de personas, delitos que atentan contra la vida, delitos que atentan contra la libertad, delitos que atentan contra la sociedad, extorsiones, robos a negocio, trata de personas, narcomenudeo, violaciones, violencia familiar, reclutamiento forzado de menores de edad por parte de la delincuencia, de fraudes, de robo de hidrocarburo, de robo a transporte de carga y de tráfico de personas, de nuestra historia nacional.

Sí, aparentemente 200 mil homicidios y 51 mil personas desaparecidas en este sexenio -el doble que en el sexenio de Calderón- no significan mucho para la mayoría de los mexicanos.

En 35 días arrancará el sexenio de la primera presidenta de nuestro país, como es de esperarse, tendremos 18 meses de luna de miel en los que se exaltarán presuntos resultados y se justificarán los errores.

Dudo que Sheinbaum goce de la impunidad que goza López, el presidente termina su mandato siendo querido y popular a pesar de tanto fracaso acumulado.

Por ello, la presidenta deberá actuar pronto para mostrar resultados, en un contexto mucho más adverso respecto a cómo inició el sexenio de López. A Sheinbaum le será difícil seguir justificando todo error y desastre con un “es culpa de Calderón”.

Esperemos que López de verdad se retire de la vida pública y le permita gobernar a la mujer que 35 millones de mexicanos eligieron, una mujer que se presenta a sí misma como científica y que al momento ha propuesto algunos buenos fichajes en su gabinete.

Por el bien de nuestro país lo ideal es que López se vaya a su rancho y ahí se quede.

Director del Observatorio Nacional Ciudadano

@frarivasCoL

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