La semana del 6 al 10 de diciembre, se llevó a cabo la Conferencia Internacional Anticorrupción 2022 ( IACC por sus siglas en inglés), en la que participaron autoridades, académicos, sociedad civil, medios de comunicación y artistas de todo el planeta, con el fin de compartir experiencias y proponer soluciones ante uno de los principales obstáculos para el desarrollo y bienestar de las comunidades.
La mayor parte de paneles y participaciones contemplaron 3 grandes temas: la afectación de la corrupción al medio ambiente; la relevancia del sistema financiero para combatirlo y el rol de la ciudadanía como actor clave en esta materia.
Algunos de los aspectos más significativos que resaltar son (a) la diversidad de edades de ponentes y participantes, desde centennials hasta adultos mayores; (b) los diferentes enfoques, el académico, el periodístico, el activismo, la defensoría de grupos vulnerables y recursos no renovables, el ejercicio gubernamental, la cooperación internacional; (c) los instrumentos usados para combatir la corrupción, desde tecnología de punta, hasta el uso de herramientas tradicionales; (d) los resultados obtenidos por sector y las características de los proyectos
Por ello, es importante subrayar que sí es posible identificar algunos elementos comunes entre las experiencias más exitosas de combate a la corrupción:
1. Debe existir una sólida colaboración entre autoridades y sociedad civil.
2. Se requiere un diagnóstico del problema elaborado por actores independientes que entiendan la realidad específica del caso e identifique los retos presentes y futuros.
3. Que haya aceptación del diagnóstico y un reconocimiento inicial de los problemas institucionales por parte de la autoridad.
4. Proyectos que incluyan objetivos claros, definidos, anclados a indicadores de desempeño y resultado.
5. Transparencia y rendición de cuentas del proyecto.
6. El proyecto debe contar con el apoyo político-social; los recursos económicos, humanos y el tiempo necesario para lograr los efectos deseados.
7. Los proyectos de combate a la corrupción deben facilitar la competitividad y el bienestar económico para toda la comunidad.
8. No se debe anclar el proyecto a un gobierno, a un partido político o a un individuo que puedan usarlo de manera publicitaria. El combate a la corrupción debe inspirarse en los principios democráticos y del Estado de Derecho.
9. Donde hay interés por combatir la corrupción es evidente la humildad de las autoridades. La crítica social.
10. Cada proyecto contempla las observaciones de la sociedad civil y expertos para el combate a la corrupción.
11. Existen mecanismos independientes, claros y suficientes para transformar los hallazgos en investigaciones y estas en sentencias condenatorias de los corruptos.
12. Producen políticas públicas, derivadas de la experiencia, que logran ser parche para prevenir la futura ocurrencia de otros casos de corrupción.
En nuestro país hay antecedentes de programas y políticas públicas, que en el pasado, más o menos cumplieron con la mayor parte de estos procesos. Lamentablemente la falta de institucionalidad y visión de Estado no ha permitido la consolidación de dichos esfuerzos.
Aún peor, actualmente es evidente que las autoridades -particularmente las federales-, van en sentido opuesto a todo programa exitoso de combate a la corrupción:
1. Actualmente son pocas las instituciones que se abren a una colaboración entre autoridades y sociedad civil; particularmente la federación simula diálogo, al tiempo que denosta, ataca o rechaza cualquier colaboración con los ciudadanos.
2. Los diagnósticos que existen de corrupción son simplistas, sesgados y sometidos a la narrativa oficial.
3. Hay un absoluto rechazo de los diagnósticos independientes y todo se descarga en los errores y responsabilidades del pasado.
4. No existen objetivos claros ni indicadores de la política anticorrupción.
5. Los procesos de transparencia y rendición de cuentas han empeorado significativamente en este sexenio.
6. Al ser un ejercicio de narrativas y no un proyecto específico, la anticorrupción cuenta con el apoyo político-social del oficialismo y sus seguidores mas no con los recursos económicos, humanos y el tiempo necesarios para lograr algún efecto.
7. El discurso de combate a la corrupción a lo largo de este sexenio ha impactado negativamente en la competitividad, el desarrollo económico y el bienestar común, sin haber trastocado mínimamente los abusos e ilegalidad que cometen las autoridades.
8. La narrativa de combate a la corrupción es bandera del actual gobierno, su partido político y su líder, el presidente López. La corrupción es su bien privado que no admite visiones alternas y se dispensa por la magnanimidad de éste. Ante ello, cualquier propuesta, incluso aquellas que atentan directamente contra la democracia y del Estado de Derecho se justifican.
9. La mayoría de los actuales gobiernos son soberbios y autoritarios, hay un absoluto rechazo a toda crítica que se apostrofa como traición a la patria.
10. La procuración de justicia está sometida al poder, los aliados, amigos y parientes de los políticos permanecen intocables y la impunidad en el país ha crecido de manera sustancial.
11. Evidentemente no hay alguna innovación en materia de políticas públicas, hay pocas acciones concretas para combatir la corrupción en lo local, nada que podamos ver en lo federal y son recetas conocidas que no son un freno suficiente a futuros hechos de corrupción.
Sin embargo, pese al absoluto fracaso por combatir la corrupción, López mantiene una imagen de hombre honesto que ha luchado contra este fenómeno como ninguno de sus antecesores.
Cabe decir que lo mismo ocurre con otros líderes carismáticos, no importa la evidencia de desinterés e incapacidad por combatir el abuso de poder; el uso de recursos públicos de manera discrecional y opaca; el enriquecimiento inexplicable; la aplicación a modo de la ley; la violación de los principios constitucionales; la comisión de delitos, dichos líderes siguen siendo respetados, amados y populares ante ciertos grupos sociales.
A esta altura del sexenio queda claro que López dejará el país con más corrupción e impunidad de como lo recibió, sin importar su narrativa y mentiras.
Queda en manos de la sociedad y los futuros gobiernos la responsabilidad de construir un México con un sólido Estado de Derecho.
La receta se conoce, lo único que falta es el verdadero compromiso y disposición para trabajar de la mano ciudadanos y autoridades, para que la ley sea el indicador clave que guíe las decisiones y acciones de la autoridad.
@frarivasCoL