En una semana los mexicanos tendremos una nueva presidenta y -esperemos- un nuevo gobierno que persiga objetivos diferentes.
El gobierno del presidente López, cierra con los peores resultados en materia de seguridad, justicia y Estado de Derecho, comparado con cualquier otro gobierno que lo haya precedido.
Este sexenio es el de mayor tasa de homicidio doloso, feminicidio, desaparición de personas, delitos que atentan contra la vida, extorsión, delitos que atentan contra la libertad, narcomenudeo, trata de personas, delitos que atentan contra la sociedad, desplazamiento forzado, robo a transporte de carga, robo de hidrocarburos, robo a negocio, violaciones y violencia familiar.
También es el peor sexenio en materia de corrupción, impunidad, transparencia, desmantelamiento institucional y destrucción de los contrapesos que hacen posible la rendición de cuentas.
A nadie debe sorprender tal fracaso, en el Observatorio Nacional Ciudadano advertimos desde la campaña, el periodo de transición y a lo largo del sexenio, que la administración federal carecía de una estrategia en materia de seguridad y justicia; que los recortes presupuestales a policías y fiscalías habrían de tener un efecto negativo en su capacidad de prevenir y combatir los delitos; que los objetivos y métricas que perseguía este gobierno eran -en la mejor de las hipótesis- confusos; que la desaparición de Policía Federal era un error; que el proceso a través del cual se estaba creando la Guardia Nacional estaba siendo fallido; que la absoluta militarización de la seguridad federal produciría mucho más violencia; que la desaparición y ataque a los órganos autónomos favorecería el crecimiento de corrupción e impunidad y afectaría la transparencia y rendición de cuentas.
Precisamente en este cierre de sexenio podemos tomar como ejemplo los hechos violentos que han ocurrido en las últimas semanas en Sinaloa para demostrar el tamaño del fracaso del gobierno de López en materia de seguridad y justicia.
Debido a la supuesta traición de Joaquín Guzman, el hijo de El Chapo, en contra del Mayo Zambada, que llevó a la captura de este último, la entidad se ha vuelto territorio en guerra con un saldo de decenas de muertos, desaparecidos, secuestrados y heridos.
Ante todo ello, la única respuesta concreta que el Ejecutivo Federal ha puesto en acción es aumentar el estado de fuerza del Ejército y la Guardia Nacional en la entidad, sin que ello haya mejorado las condiciones de seguridad de los sinaloenses.
Al mismo tiempo, el presidente de la República, el gobernador y el general titular de la tercera zona militar, se han limitado a minimizar los hechos, culpar a los Estados Unidos por dicha violencia, atacar y responsabilizar a los medios de comunicación por el temor, que dicen, provocan en los ciudadanos sus notas periodísticas y suplicar a los bandos delincuenciales en conflicto que cesen la violencia.
Es decir, el actual gobierno federal responde al peligro en el que viven sus ciudadanos con más patrullaje inútil, desperdiciando recursos públicos, reconociendo su incapacidad y admitiendo que quien controla el territorio es la delincuencia y no el Estado mexicano.
Sheinbaum recibirá de López una situación mucho más crítica en materia de seguridad y justicia respecto a como el actual presidente la recibió de la administración de Peña, con instituciones más débiles y una delincuencia organizada mucho más poderosa.
También le deja una arquitectura institucional disfuncional, la militarización de la seguridad y una narrativa difícil de sostener: los abrazos no han parado los balazos y resulta complicado negar la responsabilidad de este gobierno y culpar a los gobiernos anteriores.
En el Observatorio Nacional Ciudadano preparamos el documento Balance y desaciertos de la política en seguridad, cómo corregir el rumbo, que presentaremos el 24 de octubre, con el fin de evaluar errores y aciertos -¡si logramos encontrar uno!- del gobierno de Lopez en materia de seguridad y proponer acciones específicas que ayuden a resolver la crisis delictiva, de violencia e impunidad que nos afecta a todos.
Es nuestro anhelo que Sheinbaum reciba las sugerencias de una sociedad civil preocupada y las incorpore a su proyecto de nación y no repita el error de López quien hace seis años rechazó el diálogo y desestimó toda sugerencia.
Lamentablemente, por ello y por todos los errores cometidos, López cierra su sexenio, dejando un legado de violencia, muerte y destrucción institucional que habremos de pagar todos los mexicanos.
Director del Observatorio Nacional Ciudadano
@frarivasCoL