Es una realidad que en pocos meses veremos cristalizarle el deseo del presidente López de vulnerar definitivamente al Poder Judicial y someterlo a su control.
Bajo el argumento de “mejorar la justicia en nuestro país”, la autonombrada 4T propuso una reforma que busca sustituir a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN); elegir por voto popular, sorteos y tómbolas a jueces, magistrados y ministros; acotar el poder del máximo tribunal de justicia para que las controversias constitucionales favorezcan el criterio del Ejecutivo y no lo que se establece en la ley.
La Reforma al Poder Judicial se etiquetó como una transformación institucional que logrará mejorar el acceso a la justicia para las víctimas centrándose solamente en el último eslabón del proceso -la administración de justicia- sin considerar tan siquiera la atención e investigación de un caso, la detención de un imputado y el sustento ante cualquier denuncia.
Es decir, la reforma omite voluntariamente reconocer el rol que tienen policías, Fuerzas Federales, peritos y ministerios públicos en la atención a las víctimas de delito. Por ende no contempla cómo subsanar todas las fallas que desde un principio ocurren y terminan por vulnerar la solidez de un caso.
Dicha reforma no prevé solucionar la falta de atención y disposición que tienen los servidores públicos cuando una víctima pretende denunciar un delito. Olvida que aproximadamente 60% de la población desconfía de los policías y ministerios públicos debido a amenazas, maltratos, revictimización, abusos o solicitudes de dádivas que las víctimas reciben de ellos.
Tampoco contempla acciones para resolver las fallas del primer respondiente (policías municipales o estatales, soldados, marinos y/o guardias nacionales) cuando atienden un caso.
Aún menos busca una solución ante el hecho que las policías y fiscalías estatales se encuentran colapsadas ante los recortes de más del 40% de su presupuesto por parte de esta administración federal y del Poder Legislativo. De igual forma, omite solucionar que las policías municipales no han recibido un centavo para equipamiento o capacitación desde 2020.
La reforma no contempla subsanar el exceso de cargas de trabajo de los servidores públicos que nos lleva a que en México la tasa de policías respecto a la población, sea menos de la mitad que en el resto de países de la OCDE y que por cada ministerio público, haya por lo menos 300 delitos que investigar.
Indudablemente hay fallas y corrupción en el Poder Judicial que se deben resolver. Sin embargo, si el interés del Ejecutivo es mejorar el acceso a la justicia ¿por qué empezar por la parte final del proceso, aquella relativa a otro Poder, cuando podría y debería abocarse a resolver las fallas que sí están dentro de su responsabilidad?
Dicho de otra manera, si comparamos la justicia con una casa que está a punto de caerse, una casa que López afirma querer rescatar, que tiene problemas en los cimientos (nuestras policías), en las paredes y pisos (las fiscalías) y en el techo (el Poder Judicial) ¿por qué quiere empezar por el techo sin haber atendido antes los cimientos, pisos y paredes?
Señores legisladores ¡no se hagan tarugos! Sean honestos y díganos ¿al apoyar esta reforma buscan mejorar la justicia en el país o simplemente atender las órdenes de su jefe?
Si buscan mejorar la justicia volteen a ver cómo hacen su trabajo las policías y busquen resolver la deficiencia en el estado de fuerza, los salarios y trato indigno que reciben, la falta de insumos, apoyos y capacitación.
De igual forma, resuelvan esos mismos problemas en fiscalías y empiecen por atender la falta de personal pericial y ministerial, la inequidad salarial, las largas horas de trabajo y las deficiencias formativas y de equipamiento.
Una vez que exista un plan para resolver todo ello, se podrán atender las fallas del Poder Judicial. De lo contrario la reforma se sustenta en demagogia y mentiras.
Piensen bien si quieren apoyar una reforma que no sólo no mejorará las cosas ¡las empeorará notablemente!. Piensen si el legado que quieren dejarle a nuestro país es haber destruido el sistema de contrapesos y hacer de México una pseudo democracia en proceso de ser cada vez un país menos libre y más autoritario.
Director del Observatorio Nacional Ciudadano
@frarivasCoL