Se dice que la información es clave para tomar buenas decisiones, si es así, sorprende que, aún cuando México sea probablemente el país que más información produce en materia de seguridad, la violencia se encuentre desatada.
¿Por qué en nuestro país no se cumple con esta máxima? Simplemente porque el cúmulo de datos de incidencia delictiva, operación de los criminales, desempeño institucional, no son usados como insumo para la toma de decisiones y el armado de una estrategia efectiva de combate a los diferentes fenómenos delictivos y de violencia.
Lamentablemente, en este sexenio, la información delictiva que el Estado produce son usado de manera facciosa, para sostener una narrativa de logros, independientemente de lo que digan esos mismos datos.
Tomemos como ejemplo la información que compartió la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Rodriguez, el pasado 21 de febrero.
Como cada mes, Rodríguez presentó los datos oficiales de delitos ocurridos en México en enero 2022 donde destacó -como logro de la estrategia de “abrazos y no balazos”- la caída de carpetas de investigación del fuero federal, así como la disminución de homicidios y feminicidios.
Si analizamos con detalle el discurso político y los datos ¿es verdad lo que afirma la funcionaria?¿ Debemos considerar como un logro que hay menos delitos investigados por la Fiscalía General de la República (FGR)? ¿Hay menos homicidios, feminicidios y delitos en general en México?
Por lo que refiere al desplome en carpetas de investigación de delitos federales, es cierto. Mes a mes, año a año la FGR reporta menos casos investigados.
Sin embargo, lejos de ser un buen dato, esta caída de carpetas de investigación exhibe la incapacidad de la FGR de lograr detenciones, sentencias condenatorias, aseguramiento de recursos económicos de la criminalidad organizada.
¿Hubo menos homicidios en enero de 2022? Según los datos oficiales sí. Si comparamos enero 2021 contra enero 2022 este delito disminuyó un 12%.
Pese a que es indudablemente positivo que la violencia letal disminuya, es relevante entender el dato en su contexto y evitar celebrarlo con bombo y platillo.
Primero, porque la disminución del homicidio doloso no logra ser evidencia de una mejor sustancial de la violencia en el país. Positivo que en enero 2022 haya habido 12% menos homicidios que en enero 2021, no obstante, con todo y ello, en lo que va de este sexenio este delito creció un 60% respecto al mismo periodo del gobierno de Peña y 100% más respecto al de Calderón.
Además, resulta engañoso afirmar que la disminución de enero (1) es efecto de la política de “abrazos y no balazos”; (2) que menos homicidios signifiquen menos violencia y (3) que ls cosas van mejorando.
El enorme desplazamiento de fuerzas federales, algo sin antecedentes en nuestro país, no ha sido determinante en la disminución de delitos, de hecho, una vez que la federación desplaza a sus cuerpos de seguridad, la violencia en dicho territorio aumenta. Más allá de dicha política, el gobierno federal no presenta otras acciones significativas -ni por parte de la FGR-, por lo que la disminución de homicidio puede deberse a otros factores, incluidas políticas locales.
Si bien enero 2022 fue el mes con menos víctimas de homicidio doloso desde el inicio de esta administración, también debemos recordar que fue el mes donde ocurrió más violencia letal en contra de periodistas, activistas, políticos y policías, de la historia de nuestro país.
Además, aún si quisiéramos considerar un resultado la baja de homicidios en enero, el crecimiento de la violencia en el recién terminado febrero, particularmente de multihomicidios y magnicidios, nos demuestra que no podemos cantar victoria fácilmente.
Continuando el análisis del discurso federal ¿es cierto, como afirma Rosa Rodríguez que el feminicidio bajó un 15%? No, esto resulta absolutamente falso.
Ni al comparar enero 2021 con enero 2022; ni intentando comparar los últimos meses acumulados con un periodo similar; ni si comparamos los 3 primeros años de López contra los tres últimos 3 de Peña, se logra obtener el porcentaje de disminución del 15% de este delito.
De hecho es exactamente lo contrario, este sexenio ha sido el más letal para las mujeres: 2021 fue el peor año en materia de feminicidio, seguido de 2020 y de 2019; en lo que va del sexenio el feminicidio creció más de un 17% comparado con el sexenio anterior.
El análisis de los datos oficiales debe incluir también aquello que cayó Rodríguez. En su exposición de datos la secretaria omitió decir que en enero 2022 -respecto al mismo mes de 2021-, las víctimas de extorsión crecieron 23%; las de secuestro 24%; los robos a transeúnte 15%; los robos en transporte público 13%; las violaciones 12%, la trata de personas 46%; las lesiones dolosas 10%, tan sólo por citar algunos los delitos que más crecieron.
La información es vital para definir el rumbo de hacia donde conducir las políticas de seguridad del país, obviamente si es que busca tener un rumbo y no sólo comunicar datos a modo.
Los datos de incidencia delictiva deberían permitir evaluar qué se está haciendo bien, qué se debe mejor y qué se debe cambiar, algo que no sucede en nuestro México actual.
En enero las entidades más violentas fueron Zacatecas, Colima, Sonora, Veracruz, y Michoacán, lejos de entender y mejorar, el gobierno federal sólo reproduce la misma receta, más fuerzas federales en el territorio, ausencia de estrategia y más discursos triunfalistas.
En febrero las entidades más violentas fueron las mismas y los multihomicidios y magnicidios se repitieron casi como si fueran un claro llamado de atención a un gobierno que no sabe hacia dónde va en materia de seguridad.
Espero que el último grave hecho delictivo, ocurrido el domingo 27, donde se privó de la vida a 17 personas en el morenista estado de Michoacán sirva de impulso para que el gobierno asuma su responsabilidad, use la información para evaluarse y mejorar y no para engañar con mensajes políticos a una sociedad víctima de los fracasos de este gobierno.
Director del Observatorio Nacional Ciudadano
@frarivasCoL