Los datos preliminares de incidencia delictiva de 2023 apuntan a que el homicidio doloso disminuyó por cuarto año consecutivo.
El presidente López, la secretaria de seguridad Rodríguez y la de gobernación Alcalde, han insistido una y otra vez que los datos oficiales de incidencia delictiva confirman el logro de la estrategia de seguridad de este gobierno en reducir la violencia.
¿Es así? ¿Las autoridades federales tienen razón en que la violencia ha disminuido gracias a su estrategia de seguridad? La verdad es que ni la violencia se ha reducido, ni hay forma de confirmar que ello es gracias a las acciones que ha impulsado esta administración.
En el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) hemos insistido en que (1) aún si fuese cierto que los homicidios van a la baja, los porcentajes de disminución son tan marginales que no podemos llamarlo un logro ya que (2) en este sexenio ya se rebasaron los 110 homicidios por cada 100 mil habitantes -lo que es mucho mayor al total de homicidios de cualquier otra administración-.
En el ONC también hemos explicado que (3) la estadística oficial que el gobierno federal presume es cada vez menos confiable, que sobran evidencias de manipulación y subregistro de los delitos -particularmente de los homicidios- y (4) que la violencia no se puede medir sólo con el número de homicidios, sino que debe analizarse incluyendo la manera en la que se ejecutan un sin fin de delitos.
Además, (5) no hay algún dato que confirme una relación entre la supuesta disminución de homicidios y algún ejercicio de gobierno como el desplazamiento territorial de las fuerzas federales, la procuración de justicia o la distribución de los -mal llamados- programas sociales.
Es decir, ni la estadística oficial que usa el gobierno para celebrar sus supuestos resultados es confiable, ni existe algún elemento que confirme que la estrategia federal de seguridad ha logrado ser efectiva.
Un claro ejemplo de todo ello es lo ocurrido en Guerrero en la primera semana de este año.
Mientras que Guerrero cuenta con un número importante de efectivos de las fuerzas federales, de apoyo del gobierno federal y de distribución de programas sociales, en los primeros 7 días de 2024 ocurrieron dos graves hechos que dejaron 11 víctimas de homicidio: 5 en el municipio de Heliodoro Castillo (más 6 lesionadas y 15 desaparecidas) y 6 en el municipio de Petatlán (más otros 20 lesionados).
Si bien los comunicados oficiales reportaron 11 víctimas de homicidio doloso en 2 eventos delictivos, la estadística oficial publicada habla de 10 víctimas en 5 hechos delictivos. ¿Qué debemos pensar? ¡Que algo huele mal en Guerrero!
Hace más de 400 años William Shakespeare nos regaló en su obra Hamlet la frase "algo huele mal en Dinamarca" para expresar que debido a la corrupción las cosas marchan mal en un país.
Los subregistros de Guerrero son evidencia del mal desempeño de nuestras autoridades y nos llevan a considerar que si “algo huele mal en Guerrero” es porque algo huele mal en todo México.
¡Y así es! La estadística oficial es cada vez menos confiable ya que existen centenares de homicidios dolosos que se reportan en la estadística de “otros delitos que atentan contra la vida y la integridad personal”, que se contabilizan como homicidios culposos o que simplemente no se registran -como sucede con miles de víctimas encontradas en fosas clandestinas-.
La estadística oficial es cada vez menos confiable porque miles de familias intentan denunciar la desaparición de un ser querido y la autoridad se lo impide. Porque en vez de destinar recursos en implementar una política eficaz de búsqueda de los desaparecidos, pusieron en marcha un censo para reducir artificialmente las más de 110 mil personas desaparecidas -de las cuales 47 mil han sido en este sexenio- en 17 mil.
Lamentablemente sí ¡algo huele muy mal en todo México! Huele mal que López, Rodríguez y Alcalde mientan para encubrir el fracaso de su administración que aún y con ello, pasará a la historia como la más violenta jamás registrada.
Director del Observatorio Nacional Ciudadano
@frarivasCoL