No sé si será la fuerza de la costumbre o, acaso, la costumbre de la fuerza, pero parece inevitable que en estos días, millones de mexicanos viajen aprovechando el asueto ligado a la Semana Santa. Viajarán a ver a la familia, a la naturaleza o a reconocer algún aspecto cultural, de aquellos en los que es rico este país, también, y cómo no, lo harán por hartazgo en busca de evadirse de la pandemia. Una buena parte de los desplazamientos tendrán como destino el sol y la playa, y si no alcanza para ello, pues al menos algún balneario en el entorno próximo a las grandes ciudades: parece que a los seres humanos y, en particular, los connacionales, en esto de elegir destino de descanso nos gana la hidrofilia.

Es cierto, muchas personas, más de lo que normalmente se esperaría en esta temporada permanecerán en casa, ya sea por aversión al riesgo de contagiarse o por razones económicas, prescindiendo de esta vacación. Sin embargo, es previsible que en muchos enclaves turísticos parecerá que no vivimos en pandemia.

En el fondo, el gobierno federal y los locales se encuentran en una encrucijada, pues si bien no hay evidencia para afirmar que la contingencia sanitaria ha sido superada, la situación extrema que viven las empresas turísticas, luego de más de un año de restricciones obligatorias o voluntarias a la movilidad, es, sin duda, desesperada, y los días venideros se esperan como agua de mayo. Una golondrina no hace el verano, ni la Semana Santa será suficiente para compensar las millonarias pérdidas, pero en algo podrán oxigenar la situación; por ello, no parece observarse un ánimo público de evitar la afluencia de vacacionistas.

Del otro lado, flota la certeza de que, siguiendo patrones de otros lares, estamos en el umbral de una tercera ola de la pandemia en el país, y no es temerario afirmar que el despegue de la movilidad de los próximos días, se convierta en un importante vector de contagio.

Nadie duda que habrá una recuperación… para aquellos jugadores que sobrevivan a la situación actual. No obstante, no está completamente claro, cuanto tiempo más se prolongará la crisis. Las vacunas son la gran solución a lo que hoy se enfrenta, pero, reconociendo que hay un importante despliegue encabezado por el gobierno federal para impulsar la vacunación de la población, el avance en este proceso es lento y retrasará la anhelada recuperación del sector turístico. La siguiente escala en la agenda vacacional es el verano y no está claro que para esa época se hayan alcanzado resultados espectaculares en la campaña de vacunación. Con ello, además de limitar el mercado nacional, existe el temor dentro de los actores de la industria que los viajeros de mercados emisores clave, particularmente, aquellos que residen en Estados Unidos (en donde sí se observan muy importantes avances hacia la inmunidad de rebaño), ponderen como un factor de riesgo —a pesar de estar vacunados— desplazarse a lugares en los que no haya avances evidentes en los multicitados procesos de vacunación. Ello con independencia de que existe un amplio consenso en el sentido de que la recuperación vendrá por el lado de los mercados domésticos, lo que podría suponer que los norteamericanos privilegien los viajes dentro de su propio país. Y a todo esto hay que agregar que a diferencia de los principales competidores de México en los mercados internacionales, nuestro país no tiene las capacidades institucionales suficientes para ejecutar una acción promocional de gran envergadura, pues, como se recordará, hoy no hay presupuestos públicos del gobierno federal para la promoción turística.

Si se cumple un escenario en el que la recuperación no se presente en el verano y se retrase hasta la parte final del año, esto podría conducir a una dramática situación —no anticipada— en la que 2021 sea un año tan malo en materia turística, como 2021. Y a todo esto, las empresas turísticas siguen esperando apoyos públicos que ayuden a paliar una situación crítica. Hasta ahora se han perdido cientos de miles de empleos en el turismo mexicano —probablemente alrededor de 800 mil—… ojalá se entienda que de esto se trata la necesidad de apoyar a las empresas, para evitar que la sangría continúe

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