No deja de ser extraño que para el turismo mexicano los retos de este nuevo año, con pocas excepciones, son más o menos los mismos que en años recientes. La pandemia va quedando atrás a pesar de la notoriedad de sus últimos estertores; con ello, la recuperación del turismo internacional por vía aérea está más que consolidada –destacadamente en lo que se refiere al mercado estadounidense y con rezagos en el canadiense–. Los visitantes en crucero deberán alcanzar niveles normales para el final de 2023, al igual que el mercado interno, y con un retroceso no superado en el turismo fronterizo, aunque es un segmento con contribución menor en divisas. 

El macroentorno se vislumbra con una gran complejidad, lo que de ninguna manera es una novedad y, más bien, parece ser parte de la normalidad, aunque puede variar de tanto en tanto la caracterización de las amenazas: en este momento seguirán moldeando el escenario las derivaciones de la invasión rusa a Ucrania, con sus implicaciones de contención de viajes en aquella zona del mundo y con los impactos económico que ha provocado, dentro de los que destacan presiones inflacionarias que se han exportado por todo el orbe, sin que México sea la excepción. Como sucede en otros rumbos, uno de los efectos con mayor potencial para incidir en la industria de los viajes es el encarecimiento de los combustibles, con el consecuente incremento en tarifas de los transportes, particularmente el aéreo. 

Aunado a ello, en México la situación del transporte aéreo se percibe con fuertes presiones para las aerolíneas nacionales, por la amenaza de una eventual apertura al cabotaje –vuelos domésticos– operado por líneas aéreas de capital extranjero, como por la prolongación de la degradación a la categoría 2 de la autoridad aeronáutica nacional que inhibe el aprovechamiento del buen momento que vive el mercado turístico de Estados Unidos. Por cierto, aunque sea anecdótico, no se puede dejar de mencionar la posibilidad de un repunte en el turismo de vacunación hacia Estados Unidos ante la falta de disponibilidad de vacunas confiables en el territorio nacional. 

El turismo no es ajeno a la marcha del país y, por ello, sigue siendo de gran preocupación la condición de inseguridad en buena parte del país, que si bien no ha descarrilado los avances de la reactivación turística, en un parpadeo puede tener efectos devastadores en el turismo; de la misma manera, la sistemática falta de un Estado derecho –al menos en la percepción de muchos inversionistas– seguirá inhibiendo el despliegue de nuevas instalaciones de manera significativa, más allá de los sitios que vienen despuntando en los últimos años: el Caribe mexicano, la zona de Bahía de Banderas y Los Cabos, por lo que se refiere a los destinos de litoral, y Monterrey y algunos puntos fronterizos, y pocos sitios más localizados en el interior del país. Seguramente, no ayudará el previsible ruido mediático que se resentirá en México como resultado de una sucesión presidencial muy adelantada y con una elevada virulencia en el discurso político. 

A propósito de ello, sigue siendo evidente una situación de concentración –alta dependencia de pocos mercados, pocos destinos con capacidad para competir en la arena internacional, y una sobrecarga en el modelo de sol y playa, con una oferta que atrae viajeros de nivel de gasto limitado– y la política turística del país no ha logrado mayores resultados para impulsar una diversificación de mercados, destinos y productos. Baste recordar que dos terceras partes de los turistas internacionales arriban sólo a tres aeropuertos: Cancún, Los Cabos y Puerto Vallarta. 

Además de eso y del rezago con el que se avanza en materia de sostenibilidad, probablemente la mayor preocupación que se experimenta para este 2023 (luego de la temporada invernal) es la estructural falta de capacidades para desplegar una estrategia integral de comunicación y marketing en los mercados internacionales. Es un espejismo pensar que los buenos resultados alcanzados no requieren de inversión promocional del país. 

Director del Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur) Anáhuac 
Twitter: @fcomadrid