En medio de una cierta controversia, esta semana sesionará el Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial del Turismo (OMT). El órgano máximo de esta agencia de Naciones Unidas es la Asamblea General, compuesta por los representantes de alrededor de 160 países, que sesiona cada dos años (este año, tentativamente, lo hará en el segundo semestre en Marruecos).

Este consejo se reúne al menos dos veces al año y está conformado por un representante por cada cinco países miembros, además de un asiento como miembro permanente para el país sede, ocupado por España. En este momento esta encabezado por Chile, hay 35 países que lo integran y México no es uno de ellos.

El Consejo Ejecutivo reviste un papel estratégico, pues de acuerdo con los estatutos, en el intervalo de las reuniones de la asamblea asume las decisiones administrativas y técnicas de la organización. Una de las funciones clave desempeña es la de elegir al Secretario General de la OMT —aunque la decisión es ratificada por la asamblea.

Normalmente, la sesión que elige al secretario general se debería llevar a cabo hacia mayo o junio; sin embargo, de manera excepcional, toda vez que el país anfitrión sería España, en donde se realiza la Feria Internacional de Turismo cada mes de enero, y debido a que a este evento acuden los líderes mundiales del sector, la programación de la reunión se hizo para el 18 de este mes, y será precedida el día previo por una sesión del Comité Mundial de Crisis para el Turismo. Aunque las devastadoras condiciones que prevalecen en la actividad turística deberían hacer de esta última reunión el centro de la atención de los actores, muy probablemente, esto no sea así, pues los reflectores apuntan a la elección del secretario general.

Las condiciones derivadas de la pandemia han hecho que la Fitur sea pospuesta para mayo —por ahora—, sin que la sesión del Consejo se haya reprogramado, como sería de esperar, toda vez que el argumento del adelanto en su celebración, como se ha señalado, fuera la coincidencia con la feria. Este hecho se suma, a decir de muchas voces, a un propósito de tener una elección de secretario general con condiciones que favorecen a uno de los dos candidatos que se han presentado: Zurab Pololikashvili, georgiano, quien encabeza a la organización. La otra candidata es Mai Al Khalifa, presidenta de la Autoridad de Cultura y Antigüedades de Bahrein.

En suma, algunos de los elementos que se han esgrimido para hablar de una elección dispareja son el adelanto en la realización del Consejo que limitaría el registro de candidaturas; asimismo, viajar sólo para asistir a esta reunión en tiempos de pandemia —sin atender la Fitur—, podría limitar la participación de asistentes; y, sobre todo, el hecho de que, al menos aparentemente, el secretario general, pueda utilizar los recursos de la propia OMT en la promoción de su candidatura.

Con la experiencia personal de haber representado a México ante la OMT, tengo la impresión de que esta última práctica es el punto neurálgico de la discusión; sin embargo, hoy no está prohibido hacerlo. Tampoco se debe desconocer que la elección del secretario general responde a criterios políticos y no técnicos: la candidata de Bahrein no tiene gran experiencia previa en turismo, como el propio Pololikashvili no la tenía.

Me encantaría que por vez primera llegara una mujer, pero no creo que suceda. También me gustaría que México refrendara su protagonismo en
la esfera turística, retomando su presencia en el Consejo Ejecutivo para tener voz y voto en este tipo de decisiones… y esto sí puede suceder, si se prepara una candidatura para contar con un asiento en esta instancia.

Director del Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur) Anáhuac. Twitter: @fcomadrid

Google News

TEMAS RELACIONADOS