En la dramática encrucijada actual , la recuperación del turismo mundial sigue siendo un pendiente y no parece probable que se materialice en 2022. Al menos en lo que toca al segmento de placer del mercado internacional, la situación del turismo mexicano es excepcionalmente buena y, aunque no puede descartarse un nuevo descarrilamiento , es razonable asumir que alcanzará niveles similares a los observados en 2019 al cierre de este nuevo año.
No obstante, es claro que los retos siguen siendo mayúsculos y se presentan tanto con un carácter coyuntural, como con condiciones estructurales. A continuación, se describen algunos de los que parecen más evidentes.
Por lo que hace a aquellos que pueden ser catalogados como coyunturales:
1. La evolución de la pandemia. La aparición de la variante ómicron del coronavirus y su explosiva propagación son un recordatorio de que la crisis de salud no ha concluido y de que los mercados turísticos están lejos de recuperar un funcionamiento en condiciones regulares.
2. Unas generalizadas condiciones inflacionarias que supondrán presiones adicionales, pues, si bien una parte del mercado tiene capacidad de asumir los incrementos en los precios sin modificar sus patrones de consumo, esto no sucede con el conjunto de los consumidores. Es por demás evidente que los aumentos en los niveles de precios de los insumos, particularmente en el caso de los energéticos, traerán aparejados incrementos en las tarifas de servicios turísticos.
3. Los problemas que ha enfrentado Aeroméxico son, sin duda, preocupantes nubarrones para la industria y, si bien Volaris y Viva Aerobús han tenido un desempeño positivo en los meses recientes, el escenario de la aviación nacional luce, especialmente, complejo.
Del lado de los temas estructurales , se puede señalar lo siguiente:
1. Los limitados apoyos que ha recibido la industria turística en la peor crisis de su historia, evidencian, una vez más, la poca importancia que se le reconoce al turismo en la agenda nacional. Es muy difícil de creer que una actividad que en condiciones normales genera cerca de 9% del PIB nacional, más de 4 millones de empleos y un superávit en la balanza de pagos del orden de 15 mil millones de dólares no logre, por ejemplo, despertar el interés de diputados y senadores, quienes han sido incapaces de impulsar una sola pieza legislativa para dar respiro a una industria que entre 2020 y 2021 verá mermado el consumo en alrededor de 1.6 billones de pesos con relación a 2019.
2. La sostenibilidad de la industria. Aunque la pandemia y sus graves derivaciones han ganado el centro de la atención, el mayor reto que se enfrenta es, evidentemente, el de la sostenibilidad de una actividad que es al tiempo causante y víctima del cambio climático , por mencionar sólo una de sus aristas. Si no somos capaces de entender que esto es así, todo lo demás que se haga tendrá sólo efectos de corto plazo y se estará condenando al turismo mexicano a un estadio de degradación competitiva.
3. Promoción Turística. Este importante componente es un ejemplo de un tema que, estando resuelto, se volvió a emproblemar. La cancelación de los recursos públicos provenientes del Derecho de No Residente destinados a este fin, así como la distracción cada vez más frecuente de aquellos generados a través del impuesto sobre servicios de hospedaje por los gobiernos estatales, hoy parece no representar mayores problemas… pero eso es ahora cuando los destinos de otras latitudes se encuentran con restricciones a los viajeros. Cuando se produzca la reapertura plena, los destinos mexicanos corren un riesgo real de verse relegados ante la magnitud de los esfuerzos comerciales que emprenderán los competidores.
Seguramente hay retos adicionales a los aquí señalados, como la debilidad del mercado interno, las limitaciones de los servicios migratorios, la inseguridad , y muchos otros que deben ser considerados y atendidos, a fin de que México pueda consolidar su enorme potencial turístico para beneficio de la sociedad.
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