La realización del Tianguis Turístico en Mérida fue, según diferentes fuentes consultadas, un suceso positivo que acompaña la paulatina recuperación del sector. Al respecto, concluyo que hay tres aspectos –además del obvio reencuentro cara a cara (o mascarilla a mascarilla) de las personas que forman la familia turística nacional–, que deben ser rescatados como los resultados trascendentes de esta feria turística: en primer lugar, la visibilidad mediática que el evento da al sector turístico durante algunas horas y que, por supuesto, es apuntalada por la presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador; un segundo aspecto destacado que queda de este tianguis es el posicionamiento de Mérida y, en general de Yucatán, como importantes referentes en materia turística del país, que aún tienen un amplio espacio de expansión para atender viajeros de los segmentos de turismo cultural –dentro del que incluiría, al gastronómico–, de naturaleza y de reuniones. Finalmente, encuentro de gran valor dentro del mensaje presidencial en la inauguración del evento, el reconocimiento de que el turismo es ‘fundamental’ y que ‘es una actividad económica con dimensión social, porque no sólo se genera riqueza, se distribuye riqueza’: me parece que es la primera vez que escuchamos esta visión del Presidente, a partir de la cual, ojalá, se potencien los apoyos públicos que tanto requiere este importante sector.
Del otro lado, y como me parece viene sucediendo desde hace muchas ediciones, creo que el valor generado por el evento en la dimensión comercial es limitado y que, en todo caso, la mejor parte se la llevan las pymes turísticas –lo que, por cierto, justificaría plenamente la existencia del tianguis–. Hay aquí un muy importante desafío a la innovación, pues quien se crea que en este tianguis se hacen las grandes negociaciones entre los compradores más importantes de los productos turísticos mexicanos y la industria nacional, no comprende cómo funciona el mercado turístico.
De igual manera, si el turismo es, ante todo, una actividad en la que concurren las empresas –recordando que son más de 786 mil las unidades económicas que participan en México en este sector, según los censos económicos de Inegi de 2019–, se extrañó el posicionamiento de los organismos empresariales en el marco de la ceremonia inaugural.
Es innegable que hay evidencias importantes de la reactivación, particularmente en el mercado norteamericano y en los destinos que de este dependen, señaladamente, aquellos servidos por los aeropuertos de Los Cabos, Puerto Vallarta y Cancún. Sin embargo, la recuperación plena aún parece lejana –según un estudio de Cicotur, la mayoría de los empresarios la ven de 2023 en adelante–, preocupa el rezago en el mercado de negocios y de reuniones y, también, un cierto estancamiento de la velocidad de dicha reactivación en el mercado nacional –aunque hay que reconocer que esto puede obedecer, en parte, a factores estacionales–. Esto se sigue traduciendo en ocupaciones hoteleras muy por debajo de los niveles normales en grandes ciudades, ciudades intermedias, y destinos no playeros que sólo dependen del segmento de placer nacional. No sobra recordar que la cifra de asegurados en el IMSS, por lo que hace a la hotelería y los servicios de alimentos y bebidas, muestra todavía un diferencial negativo de más de 130 mil trabajadores.
En adición a lo anterior, los nubarrones para la buena marcha de la actividad se siguen presentando. Sólo por mencionar algunos de ellos habría que decir que la pandemia está lejos de concluir –ahora se vive un preocupante repunte en Europa del Norte–, la inflación se globaliza y esto, muy probablemente, afectará los bolsillos de los consumidores y, por supuesto, las estructuras de costos de las empresas que operan en el país, además de que el inmenso desafío del cambio climático inexorablemente toca con fuerza la puerta del sector turístico.
Un escenario de esta retadora naturaleza llama por un trabajo más cercano entre actores públicos y privados, no se deben confundir los resultados positivos ya señalados con una reactivación ya consumada. De no hacerlo, esos beneficios económicos con dimensión social de los que hablaba el Presidente, se verán seriamente amenazados.
Director del Centro de Investigación y Competitividad (Cicotur) Anáhuac
Twitter: @fcomadrid