La semana pasada, en lo que aparentemente se trató de una balacera entre dos bandas dedicadas al narcomenudeo en un bar en Tulum, perdieron la vida dos turistas de origen extranjero –una alemana y una hindú radicada en California–. Según algunas fuentes periodísticas, el día después de que ocurrieran estos hechos, apareció una pancarta firmada por un grupo conocido como ‘Los Pelones’ en la que se señala que el origen del ataque a tiros es una amenaza vinculada con el cobro de ‘derechos de piso’ a los establecimiento de la zona denominada ‘Mini Quinta’ de ese destino turístico.
Desafortunadamente, estos eventos no parecieran ser hechos aislados en la región, y además de que han cobrado la vida de otras personas, son percibidos como una presencia creciente en el corredor comprendido entre Cancún y Tulum. Es particularmente significativo que, en los datos de la reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública, divulgada en días pasados por el Inegi, el 84.7% de los habitantes de Cancún indicó que este sitio es inseguro para vivir en él.
Además de la lamentable pérdida de vidas humanas, la situación es de una gran preocupación para el sector turístico, que ha sufrido dramáticas pérdidas provocadas por los estragos de la pandemia de Covid-19. A propósito de ello, vale la pena tener presente que la reducción en el consumo turístico durante 2020 se estima en alrededor de un billón de pesos y que, si bien hay señales claras de una recuperación, que avanza de manera importante en ciertos segmentos y destinos, difícilmente se podrá hablar de una actividad llegando a los niveles de 2019, de manera generalizada en el país, sino hasta dentro de dos o tres años.
Ciertamente, se puede decir que se trata de enfrentamientos entre grupos criminales y que los turistas se encontraban visitando establecimientos de dudosa reputación; sin embargo, lo cierto es que las autoridades de los tres órdenes de gobierno no han hecho lo suficiente para controlar y revertir la problemática de seguridad, lo que, sin duda, constituye una bomba de tiempo para el turismo, que de detonar significaría un duro golpe a la recuperación del sector y, por ende, al empleo y al bienestar de las familias que dependen de esta actividad. No parece una consideración menor el hecho de que la entidad en la que más avanzó la población en situación de pobreza entre 2020 y 2018 fue, precisamente, Quintana Roo.
La inseguridad no es un problema nuevo para el turismo. En el estudio de expectativas que realizamos desde hace 11 años, entre 80% y 90% de los empresarios turísticos entrevistados responden –de manera sostenida en el tiempo–, que existe una afectación a los negocios por causa de la inseguridad.
No obstante lo anterior, de igual forma se debe reconocer que millones de turistas internacionales visitan de manera regular los destinos turísticos de México, sin sufrir ningún contratiempo. Esto, a pesar de que muchos gobiernos extranjeros advierten a sus ciudadanos de los riesgos que conlleva una visita a nuestro país. Así, por ejemplo, el Departamento de Estado de Estados Unidos mantiene, desde hace varios años, una recomendación explícita de no viajar a cinco estados mexicanos: Colima, Guerrero, Michoacán, Sinaloa y Tamaulipas.
Así las cosas, parece que se vive en un delicado y frágil equilibrio entre la realidad y los flujos de visitantes. El problema es que este equilibrio puede descarrilarse en cualquier momento y convertirse en una retirada masiva de turistas, no sólo de los destinos del Caribe, sino de los de todo el país.
También hace unos días se llevó a cabo una conferencia de prensa en el que se anunciaron los pormenores sobre la realización, de manera presencial, de una nueva edición del Tianguis Turístico, evento que tendrá lugar en Mérida del 16 al 19 de noviembre. Se espera que la realización de esta feria sea un parteaguas para el sector, luego de los grandes retos que ha dejado la pandemia. No deja de llamar la atención que en la página de internet del Tianguis se señale que este es un foro de negocios, y en los anuncios antes comentados no haya habido la presencia de ningún representante empresarial.