Dice el Diccionario de la Real Academia Española que hibernación es el ‘Estado fisiológico que se presenta en ciertos mamíferos como adaptación a condiciones invernales extremas, con descenso de la temperatura corporal hasta cerca de 0° y disminución general de las funciones metabólicas’. Me parece que esta condición es una adecuada metáfora para describir lo que pasa hoy con la actividad turística en México.

Es decir, ante condiciones ambientales extremas provocadas por la crisis derivada de la pandemia de Covid-19 , y en virtud de las restricciones a la movilidad de las personas impuestas por el gobierno federal y por los de los países que son nuestros principales mercados emisores, el turismo –por cierto, no sólo en México– se ha ido ‘secando’ poco a poco. No deja de ser una triste paradoja que el invierno turístico coincida con la primavera…

Al hilo de esta metáfora es necesario señalar, enfáticamente, que los efectos que esta hibernación traerá se magnificarán por dos razones: en primer término porque, desafortunadamente, no hubo tiempo de acumular reservas para enfrentar lo que viene ya que 2019 fue un año de magros crecimientos (1.4% en las llegadas de turistas por vía aérea, los que explican 80% de los ingresos y un comportamiento negativo en el consumo interno en los primeros tres trimestres); por otro lado, el descomunal impacto que supondrá la alteración del principio esencial del turismo –la movilidad humana– y que, tan sólo en el componente internacional, ha sido estimado por la Organización Mundial del Turismo , en una contracción de entre 300 mil millones y 450 mil millones de dólares.

Adicionalmente a lo anterior y acaso lo más destacable –por supuesto después de la salud de las personas– es que la duración de los efectos de corto y largo plazos parecen impredecibles, lo que genera una mayor incertidumbre.

¿Por qué debería preocupar a la sociedad mexicana lo que le pase al turismo? Una forma contundente de expresarlo es decir que por tres razones: empleo, empleo y empleo. Es cierto, el turismo realiza una contribución sustantiva en importantes variables macroeconómicas relacionadas con el sector externo reduciendo el déficit de la cuenta corriente, así, tan sólo en el primer bimestre del año el superávit de la balanza turística superó en relación 6.5 a 1 al superávit de la balanza comercial; asimismo, su aporte es, por demás, trascendental pues contribuye con 8.7% del PIB nacional, de igual forma es un importante aliado en el combate a la pobreza y a la marginación, e impulsa el desarrollo regional. El momento actual; sin embargo, en un país con limitadas oportunidades cobrará, muy probablemente, cientos de miles de empleos, teniendo un deterior profundo en los niveles de vida de las familias que dependen de ellos.

Al respecto es oportuno recordar que el Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social estima en 4.1 millones el número de personas ocupadas en el sector turismo, sin olvidar que existe una importante cantidad de

empleos que el turismo genera de manera indirecta como aquellos que se producen en el sector de la construcción. Como sucede con la normalidad de las empresas del país, son las Pymes las que más empleos generan y las que, también, tienen una situación financiara más comprometida.

De acuerdo con la Ley General de Turismo: “Los procesos que se generan por la materia turística son una actividad prioritaria nacional…”, condición que no parece ser reconocida a cabalidad, pues hoy más que nunca la posición del turismo es, francamente, de gran vulnerabilidad. El Centro de Investigación y Competitividad Turística de la Universidad Anáhuac estima que la reducción en el consumo turístico, tan sólo en abril, podría representar unos 10 mil millones de dólares, cifra equivalente a un punto porcentual del PIB nacional.

Por todo ello y además de esperar una respuesta positiva a las solicitudes del sector a las autoridades, es de reconocer la vía abierta por el Consejo Nacional Empresarial Turístico, que encabeza Braulio Arsuaga, con el Poder Legislativo pidiendo se refuerce la importancia de los planteamientos hechos al Ejecutivo y urgiendo un paquete legislativo de emergencia para la industria turística nacional. La semana pasada se reunió junto con otros dirigentes de organismos empresariales (Canirac, Canaero y Asociación Nacional de Cadenas Hoteleras) con senadores del PRI y esta semana lo hará con senadores del PAN y con diputados de Morena.

De la respuesta que den los poderes públicos a los requerimientos de la industria turística dependerá el que la hibernación no suponga una gran mortandad de las empresas del sector y, por ende, de un enorme número de empleos.

Director del Centro de Investigación y Competitividad Turística Anáhuac (Cicotur). Twitter: @fcomadrid

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