Evidentemente, la presente administración federal estará identificada en el futuro como aquella que tuvo que enfrentar la pandemia, y dicha coyuntura ha tenido un muy importante frente de impactos en lo que se refiere a la actividad turística. Baste señalar que la reducción en el consumo turístico en el país en los casi tres años de esta crisis de salud mundial se sitúa en torno a 2.5 billones de pesos, de acuerdo con estimaciones del Cicotur Anáhuac.
Sin dejar de tener esto en consideración, el inicio del quinto año de gobierno es un momento oportuno para hacer una valoración de los aciertos y pendientes que se han tenido en materia turística. Para ello, en las siguientes líneas se identifican y comentan tres aspectos positivos y otros tantos negativos de este quehacer, procurando, como es costumbre en nuestros textos, mantener un ejercicio objetivo.
Probablemente, la acción de política pública más trascendente de la presente administración –con independencia de que no haya sido orquestada como una acción deliberada de política turística–, fue permitir el libre de acceso de personas al país a lo largo de la pandemia, sin más limitaciones que las que regularmente existen en materia migratoria. Dicha decisión, conjuntada con las restricciones impuestas en otros sitios, así como con la acelerada recuperación del mercado norteamericano, que tuvo y sigue teniendo apetito por viajar, y durante un largo periodo tuvo opciones limitadas para ello, permitió alcanzar desde hace varios meses los niveles prepandemia en los destinos turísticos de perfil internacional del país.
Un segundo acierto fue el dejar hacer a los gobiernos locales, señaladamente en los casos de Quintana Roo y Baja California Sur que, entendiendo la dependencia del turismo en sus economías, orquestaron medidas necesarias para atender prioridades de salud, acompañaron con diferentes apoyos a la población durante los momentos más críticos y sentaron las bases para la paulatina reapertura de las instalaciones turísticas.
En este recuento no pueden omitirse los avances en la construcción del Tren Maya , a pesar de los cuestionamientos de carácter ambiental que se han hecho a esta obra. El Plan Nacional de Desarrollo identifica este proyecto como el único aspecto relevante de atención gubernamental en el presente sexenio.
Ahora bien, del otro lado, se deben mencionar los siguientes tres aspectos: la pérdida de competitividad turística del país por la cancelación de la inversión en promoción turística y de la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México . Es cierto, hoy pareciera ser que los destinos turísticos del país se venden solos, pero el aparente éxito se limita al Caribe mexicano, a Los Cabos y a los destinos de Bahía de Banderas. De igual forma, hay que considerar que en los próximos meses se experimentarán los efectos de la desaceleración económica y los destinos competidores regresan al mercado con importantes acciones promocionales.
Un segundo aspecto por señalar es el de los grandes temas del país, los cuales, sin ser exclusivos del ámbito turístico , ciertamente ayudan poco al fortalecimiento de la actividad. Me refiero, por supuesto, a la prevalencia de la inseguridad que aqueja a múltiples destinos y que es, sin duda, una bomba de tiempo; asimismo, la falta de vigencia del Estado de derecho es más una constante que una excepción y, no se puede dejar de mencionar, por más que los recientes compromisos internacionales quisieron decir otra cosa, la insuficiente actuación pública por impulsar la transición energética del país.
Finalmente, en una actividad como la turística , cuya naturaleza esencial es la conjunción de esfuerzos públicos y privados para la conformación de productos turísticos sostenibles y competitivos, no es una buena señal el distanciamiento existente entre los empresarios turísticos del país y las autoridades del sector.
Director del Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur) Anáhuac
Twitter: @fcomadrid