En este espacio hemos dado cuenta de que luego de un explosivo aumento a partir de la segunda parte de 2021 y a lo largo de 2022, los flujos turísticos internacionales a México habrían entrado en una desaceleración de su crecimiento desde marzo de 2023. En mi opinión, esta tendencia se explica por diversas causas, como la vuelta a la normalidad de la competencia turística con la reincorporación de destinos que tuvieron restricciones; el fortalecimiento del peso mexicano; la insuficiencia de recursos para promoción turística del país, y la inseguridad que prevalece y que afecta la imagen de los destinos turísticos mexicanos.

Así, hace unas semanas el Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo, a través de su director, Javier Aranda, un respetado profesional del turismo con muchas horas de vuelo, anunciaba que la delegación de la autoridad migratoria en Quintana Roo les habría hecho saber que en la información sobre llegadas de viajeros internacionales a los aeropuertos de Cancún y Ciudad de México existía una importante subestimación en la medición del flujo turístico, particularmente en lo que se refería a los mercados norteamericanos. Toda vez que la mencionada infravaloración supera el millón de turistas en el periodo enero-julio, se debería revalorar nuestro juicio sobre si, efectivamente, estamos en una desaceleración o no.

Antes de señalar algunas claves para descifrar la situación que se vive, vale recordar que, al paso del tiempo, la información del Instituto Nacional de Migración en materia de estadística del turismo es cada vez más detallada y oportuna, y ha sido una importante fuente para el análisis de la realidad turística y la consecuente toma de decisiones de los agentes del sector. Se debe subrayar también que no es infrecuente que se realicen revisiones de la estadística, aunque, ciertamente, una variación de las magnitudes de este caso parece inusual.

Poco ayuda el que hasta hoy no se haya publicado una actualización de la información en el sitio web de estadísticas de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación. Incluso, en la reciente difusión de la información de agosto parece prevalecer la subestimación de datos tanto para periodos previos como para el del ya mencionado mes.

Para tratar de entender lo que sucede hay que tener en cuenta que en la estadística de estos temas se consideran dos criterios de clasificación diferentes para los turistas: un corte por nacionalidad y otro por residencia de los viajeros. Así, de acuerdo con lo que inferimos, la subestimación pareciera situarse sólo en el segundo perfil de viajeros (residencia).

Si esta apreciación fuera correcta, estaríamos ante una situación en la que la desaceleración sí está presente, aunque a un ritmo menor del que habríamos comentado en este espacio editorial. En comparación con el mismo periodo de 2022, las reducciones habrían sido de -1.3, -0.5, -0.8 y –2.6%, respectivamente, de mayo a agosto. Esto sumaría un descenso en estos meses de un poco menos de 88 mil turistas.

Vale la pena mencionar que en un análisis de la información que genera el Departamento de Comercio de Estados Unidos para viajes que realizan los nacionales de aquel país al exterior, hemos encontrado una alta correlación con lo antes señalado, subrayando que este mercado representa poco más de 60% del total de turistas internacionales que se internan al país vía aérea.

Con la información disponible es posible afirmar que la desaceleración está presente en el mercado internacional y, dadas las turbulencias que se observan en el entorno, los destinos y las empresas turísticas mexicanas deben prepararse para enfrentar un periodo invernal complicado, con un pequeño respiro si se mantiene la devaluación moderada del peso.

Director del Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur) Anáhuac

Twitter: @fcomadrid

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