Como anticipamos en la anterior entrega de esta columna las consecuencias de esta crisis de salud pública, además de golpear los sistemas de salud en el mundo y las vidas que ha cobrado —y las que seguirán en las próximas semanas—, se verán en toda la actividad económica mundial y sus efectos serán particularmente críticos en el ámbito turístico.
Aunque el epicentro de la pandemia se ha desplazado a Europa, reduciéndose los contagios en Asia, sus manifestaciones se resienten en todo el mundo turístico lo mismo con el cierre de los parques temáticos en Estados Unidos; la suspensión de operaciones de los casinos en Macao —con sólo 10 casos y ninguna defunción—; la cancelación temporal de accesos a museos y otras atracciones en buena parte de Europa; la suspensión de operaciones aéreas entre Europa y Estados Unidos, y un larguísimo etcétera, en el que, por supuesto destaca el cierre de fronteras en Austria y Alemania, así como el parón en la industria de cruceros, con la emblemática pausa de actividades de la naviera Princess por 60 días
Con ello, son alarmantes las primeras previsiones del tamaño de la afectación económica: la Organización Mundial del Turismo (OMT) ha establecido que este año los flujos turísticos mundiales pueden caer entre 1% y 3%, con un descenso en la derrama económica mundial de entre 30 mil millones y 50 mil millones de dólares en 2020; en el caso del transporte aéreo, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) valora las pérdidas para la aviación en un rango de entre 63 mil millones y 113 mil millones de dólares.
A fin de tener un adelanto de las posibles afectaciones al país, el Cicotur Anáhuac realizó las siguientes estimaciones: en un escenario de impacto moderado se anticipa que la caída en el PIB turístico de México podría situarse en 2020 entre 0% y -1%; en un segundo escenario, considerando un impacto medio la caída podría ser de entre -1% y -3%; y un tercer escenario, ante la posibilidad de que los efectos fueran muy graves, la reducción podría ser de entre -3 y -5% y mantenerse en terreno negativo en 2021.
Ante la gravedad de lo anterior, el documento disponible en el sitio de internet del Cicotur realiza recomendaciones dentro de las que se destacan las siguientes:
Recordando que la gestión de crisis implica tres fases (preparación, el trabajo durante la crisis y la recuperación) a fin de minimizar las afectaciones es indispensable que además de la estrategia gubernamental orientada a la protección de la salud, se articulé un plan emergente de apoyo a la actividad turística que considere dos prioridades: por un lado, la gestión de la crisis en las fases que ahora se viven, es decir, la preparación y el acompañamiento durante las próximas semanas en las que existe la posibilidad de que el país y el sector turístico sufran los efectos directos de la pandemia y, por otra parte, el disponer de las actuaciones necesarias para acompañar el camino de la recuperación en las que se incluyan, tanto los mecanismos adecuados para lograr una comunicación eficaz con los mercados, como los apoyos necesarios para que las empresas puedan paliar los efectos de las pérdidas. Sería deseable redireccionar un porcentaje relevante de los recursos captados por el Derecho de No Residentes para aplicarlos al conjunto de acciones de mercadotecnia para impulsar la demanda en los meses subsecuentes a la crisis. Este razonamiento sobre la necesidad del uso de los recursos públicos para la promoción aplica también para el impuesto hotelero, que debería aplicarse en su totalidad a la promoción turística y no como algunos gobiernos estatales hacen hoy en día.
Del lado de las empresas, además de privilegiar la salud de turistas y colaboradores, es necesario que se realicen los mayores esfuerzos para preservar el empleo de sus trabajadores. Por otra parte, y reconociendo que las pérdidas que sufrirán serán cuantiosas, las empresas turísticas deberán mantener un plan de máxima flexibilidad en las políticas de cancelación para evitar una afectación adicional a sus clientes.
Todas las empresas turísticas del país sufrirán en mayor o menor medida daños por la pandemia, pero sin duda, las aerolíneas enfrentarán retos mayores; por tanto, en virtud de su carácter dinamizador del resto de las actividades turísticas requerirá de apoyos extraordinarios..