Lo dicho antes (porque lo aprendido conviene ser repetido para transformarse en un eco para otros, pero —sobre todo— en un recordatorio personal): Los caminos difíciles se enfrentan paso a paso.
A la distancia, las situaciones complicadas y los retos se amplifican. Si te dispones a escalar una montaña y nunca quitas la mirada de la cima, el recorrido hasta arriba parecerá nunca acabar.
Es mejor, así como con los problemas, ir pisada a pisada. Incluso, con los ojos puestos en los zapatos, por más que los románticos digan que siempre hay que mirar al cielo. Así, el trayecto no se vuelve infinito, sino que se convierte en una decisión que ya no dependerá tanto de la mente, sino de los pies.
Es lo que a mí últimamente me ha servido, aunque es cuestión de perspectivas y técnicas.
La recomendación de mi entrenador para mi maratón fue precisamente no encarar la ruta como un imponente todo, sino recorrerla pacientemente, kilómetro a kilómetro, uno por uno.
“Concéntrate en sacar cada kilómetro en 4:30 minutos para cumplir el objetivo. No pienses en la meta, enfócate nada más en lo que viene, en lo más próximo. No dejes que se te vaya, aprovecha la oportunidad”, me dijo.
Seguí el consejo paso a paso, cronómetro en mano. Al llegar al kilómetro uno, revisé mi tiempo. Iba bastante más rápido, así que me contuve un poco para resistir hasta el último a la velocidad necesaria. El kilómetro dos todavía lo pasé por debajo y, para el tres, conseguí encontrar por fin el ritmo. El cuatro, cinco, seis, siete y hasta casi el último, me mantuve bien. No se me fue ni un kilómetro, cada señalización checaba el reloj y empezaba de nuevo rumbo a la siguiente marca.
No se trata de pensar cómo acabarás los 42, sino de entregarte al kilómetro que estás corriendo. Los maratones y la vida no son necesariamente fáciles, y darles demasiadas vueltas en la cabeza —previo a desafiarlos— resulta agotador. Pensar en todo lo que te falta, hace parecer las cosas interminables.
Si algo hay que aprender de los maratones, es que es mejor vivir paso a paso, en el presente.
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