FJ Koloffon

Morir haciendo lo que amas

Morir, incluso en las circunstancias más honorables y épicas, no deja de ser un misterio y, sobre todo, una tragedia

F.J. Koloffon. Foto: EL UNIVERSAL
16/07/2024 |04:44
FJ Koloffon
autor de OpiniónVer perfil

Para morir haciendo lo que amas, antes te debes haber asegurado de dedicar buena parte de tu vida a lo que sea que te mantenga con el deseo y la ilusión de vivir.

No cualquiera hace de su vida lo que quiere, como lo hizo —desde temprana edad— Juan Stenner Escalante, quien pudo dedicarse unos años de tiempo completo al atletismo, llegando a representar a México en los 400 metros con vallas en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, en 2011.

El domingo, a eso de las 8 de la mañana, Juan perdió la vida haciendo lo que más amaba: correr. Poco después de cruzar la meta del Medio Maratón de la Ciudad de México, con los brazos y la mirada en alto, en señal de agradecimiento y triunfo, el atleta de 32 años se desvaneció y su corazón se detuvo. A pesar de los intentos de los socorristas, él siguió su camino.

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Yo, que gusto de correr y participo en carreras seguido, sé que en cualquier momento puede suceder.

“Dios, permíteme terminar”, le digo a veces, consciente de mi inconsciencia, de mis malpasadas y desvelos, sabedor de que mis pocas horas de sueño podrían tener consecuencias fatales y de que tendría que ser más cuidadoso.

Sin embargo, quienes conocieron a Juan, dicen que él sí era un hombre ordenado, riguroso con los horarios, el reposo, la recuperación y —en general— la disciplina.

Morir, incluso en las circunstancias más honorables y épicas, no deja de ser un misterio y, sobre todo, una tragedia. Pero, de algún modo, qué glorioso irte haciendo lo que te gusta.

Supongo que será confuso, pues en casos como este la línea divisoria entre uno y otro plano debe ser difícilmente perceptible. Cuando habitas tu propio paraíso, ¿qué tan diferente será allá?

“¿Y cómo se llega?”, me pregunto. Quizá, para los corredores no existe el famoso túnel de luz, sino que más bien se trata de una cuesta. Una empinada, por supuesto, como en las que entrenamos. Ir al cielo, o a donde uno crea, no es cosa menor.

Mi más sincero y cariñoso pésame a la familia, a los amigos y a la gente que más quería a Juan.

Quédense con la seguridad de que estuvieron cerquísima suyo al partir, pues —cuando corres con el corazón— vas pensando en lo más importante, en lo esencial de tu vida, en lo que vive en ti, en los tuyos.

Esa es una de las grandes bellezas de correr, y con seguridad estuvieron ahí con él.

Estoy en todas las redescomo @FJKoloffon

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