En las últimas semanas Ecuador , Colombia , Chile , Honduras , Haití y Bolivia están atravesando difíciles momentos sociales y políticos, que ponen a la región en alerta máxima ante los problemas de orden público que están ocurriendo.

Ecuador

todavía no se logra reponer de lo que fue el levantamiento social que generó la decisión del presidente Lenin Moreno , de aprobar medidas de austeridad que eliminaron el subsidio al combustible. La respuesta no se hizo esperar y fue así como trabajadores, estudiantes y miles de miembros de comunidades indígenas salieron a protestar a las calles, lo cual derivó en días de gran conflictividad social. El balance que queda después de 11 días de protestas son 7 muertos, 1340 heridos y 1152 detenidos, situación que ha hecho que Human Rights Watch (HRW) pida al gobierno ecuatoriano investigar y juzgar a los miembros de las fuerzas de seguridad que usaron la fuerza excesiva durante las protestas antigubernamentales. Si bien es cierto el presidente Moreno se vio obligado a recular su decisión, el panorama es de tensa calma y con un gobierno diezmado política y económicamente que hace difícil su futuro.

En Colombia , desde finales de septiembre las calles de la capital se han convertido en el epicentro de numerosas manifestaciones estudiantiles, derivadas del incumplimiento por parte del gobierno de los acuerdos financieros sobre la educación pública, su derecho a la protesta pacífica y en rechazo a los presuntos actos de corrupción en algunas universidades como la Distrital de dicha ciudad. Miles de estudiantes y profesores marcharon de forma pacífica pidiendo soluciones a estos graves problemas, pero lamentablemente la infiltración de estas marchas por parte de un reducido grupo de encapuchados generó violencia, vandalismo y represión policial. Estas protestas previas a los comicios nacionales que van a elegir gobernadores y alcaldes entre otros cargos, han continuado dejando al menos 12 heridos y varias personas detenidas y el problema sin resolver.

En Honduras el pasado viernes 18 de octubre, cientos de manifestantes tomaron las calles de varias ciudades del país para exigir la salida del presidente Juan Orlando Hernández, tras conocerse la culpabilidad de su hermano Tony Hernández en hechos de narcotráfico en los Estados Unidos. Estas protestas han tenido como su artífice principal al expresidente Manuel Zelaya, quien respaldado por diversos grupos opositores al gobierno marcharon por las principales calles de Tegucigalpa, siendo brutalmente reprimidos. El incorformismo, ocasionó que varios manifestantes quemaran llantas y vehículos de la policía, algunos comercios fueron saqueados y vandalizados así como también bloquearon el tráfico en algunas vías de la capital. Todo ello tuvo como consecuencia dos muertos y varios heridos. El descontento social con el presidente es total lo que deja en vilo su gobernabilidad y el desenlace que pueda determinar estas protestas.

Otro país donde las cosas han tomado un rumbo inesperado es Chile , ya que el presidente Sebastián Piñera tomó la decisión de subir el precio del pasaje del metro en 30 pesos, llegando a un máximo de 830 pesos, lo que equivale a US$1.17 aproximadamente, lo cual desató las mayores protestas sociales después de la dictadura. Iniciadas por los estudiantes quienes decidieron tomarse las líneas del metro y permitir el libre tránsito de personas sin pagar, la tensión fue en aumento desencadenando brotes importantes de violencia en las calles de diversas ciudades del país, con el incendio de estaciones de metro y buses, saqueo de supermercados, así como ataques a cientos de instalaciones públicas. No valió el hecho que el presidente decretara el Estado de Emergencia –con lo cual el gobierno dejó en manos de los militares el manejo de la situación– ni la orden de toque de queda impuesta por los castrenses o que el gobierno decidiera recular el alza, no se logró disminuir las manifestaciones y disturbios. El resultado hasta ahora son 15 muertos, 87 heridos y casi 1500 personas detenidas, dejando al gobierno muy desacreditado, el cual en su desespero, ha convocado a un diálogo nacional, también ha pedido perdón y sugerido cambios en la política económica como opción ante la crisis.

Haití

por su parte, lleva seis semanas consecutivas de protestas y parálisis en contra del presidente Jovenel Moise de quien piden su renuncia como resultado de la difícil situación económica, la inflación y la abierta corrupción de su gobierno, problemas que como hace tantos años siguen sin superarse y sometiendo al pueblo haitiano a la miseria. Ya van cuatro muertos y decenas de heridos lo que demuestra el desespero del gobierno y su improbable continuidad. Finalmente, está Bolivia donde el presidente Evo Morales parece asegurar un cuarto mandato con una muy mínima diferencia que le evitaría la segunda vuelta. Estos resultados considerados fraudulentos por el expresidente Carlos Mesa y sus partidarios, determinaron distintos episodios de violencia en varias ciudades bolivianas.

No cabe duda que Latinoamérica está convulsionada y son de nueva cuenta los mismos factores económicos, políticos y de corrupción, los que están determinando manifestaciones y violencia, las que sin duda jugarán un papel importante en el futuro reacomodo de las fuerzas políticas de izquierda y derecha en cada uno de estos países, así como en la geopolítica de la región.

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