Fernando Neira Orjuela

El gobierno de Duque y el centro democrático, sumisos a la campaña de Donald Trump

30/10/2020 |04:15
Redacción El Universal
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Históricamente los gobiernos presidenciales colombianos se han caracterizado por asumir una actitud reverencial hacia Estados Unidos. Pero quizás el mejor ejemplo de esa sumisión fue el presidente Marco Fidel Suárez, quien a comienzos de la década de 1920 planteó la teoría de la Estrella Polar, según la cual el país debía mirar en dirección al polo norte, hacia Estados Unidos, visión que al parecerheredó a sus sucesores.

Con el paso de los años y la formación de los grupos guerrilleros, así como de los carteles de la droga, esa dependencia se volvió más fuerte, al punto, que el tema del narcotráfico dominó el escenario de la agenda bilateral entre Colombia y Estados Unidos, con lo cual los políticos colombianos volvieron una necesidad el apoyo norteamericano, lo que se concretó con el Plan Colombia a finales del siglo XX. Plan que hay que destacar, más que servir para acabar con el narcotráfico, contribuyó para arraigar el intervencionismo político, económico y militar del país del norte en Colombia y en la región en general.Qué decir del ofrecimiento de siete bases militares para uso estadounidense que hizo en su mandato Álvaro Uribe y que causó la preocupación y malestar de varios gobiernos de aquel entonces.

En todo ese proceso de ofrecimientos territoriales, económicos y políticos de los presidentes colombianos, lo bueno, por decirlo de alguna forma, es que se había logrado mantener tranquilas las relaciones con el partido demócrata y el republicano. Sin embargo, con el gobierno de Iván Duque, y su partido el centro democrático que dirige Uribe, han dañado el equilibrio de esa relación al apoyar abierta y sumisamente la candidatura de Donald Trump para las próximas elecciones.

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El primero en denunciar tal hecho fue el expresidente Santos, quien alertó de que funcionarios del gobierno Duque estaban participando a favor de la campaña de Trump, situación que consideraba pondría en riesgo las relaciones bipartidistas, sin que ello recibiera el menor comentario del presidente o cualquier otro funcionario colombiano. También el reconocido columnista Daniel Samper alertó en septiembre de la presencia del secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo, quien venía buscando apoyo para su presidente. Las cosas no quedaron ahí y fue el senador de izquierda Iván Cepeda, quien denunció la existencia de múltiples evidencias de la participación de figuras del partido del gobierno en la campaña electoral en Estados Unidos. Señaló particularmente a Francisco Santos, embajador de Colombia en Washington, así como a los congresistas del uribismo Juan David Vélez y María Fernanda Cabal. A tal punto han llegado las cosas, que congresistas demócratas y en particular el propio Embajador de Estados Unidos en Colombia, Philip S. Goldberg, tuvo que hacer un duro pronunciamiento instando a los políticos del gobierno a evitar involucrarse en los comicios de su país.

Para Trump, este abnegado apoyo colombiano asociado a sectores radicales de la Florida, le ha servido en sus planes de atacar a su rival demócrata Biden a través de su campaña ‘Latinos for Trump’, señalándolo de tener el apoyo de “Gustavo Petro o Nicolás Maduro”. Lo cierto es que la jugada del gobierno colombiano no solo es humillante sino peligrosa, ya que está poniendo en riesgo las históricas relaciones bipartidistas. También se está violando el principio de no intervención que es una norma fundamental del derecho internacional, lo que, en un contexto como el norteamericano, con la sombra de la participación rusa, hace que de ser cierta la campaña de apoyo del uribismo, podría tener graves implicaciones para el país a diferentes niveles. Aun si Trump es reelegido, eso no les garantiza nada a los que lo ayudaron. No podemos olvidar que el presidente americano no es confiable, pues ya en una ocasión cuestionó a Iván Duque por no frenar el tráfico de drogas de Colombia a EU. El tema es que, si llega a ganar el candidato demócrata, la situación se podría complicar aún más.

El gobierno de Iván Duque y el uribismo se han caracterizado por una notable incapacidad y un desinterés en el manejo de los problemas del país. Su ceguera política e ideológica es tal, que no les importa dañar las relaciones internacionales -como ya lo hizo Uribe con Ecuador- con tal de imponer la voluntad e intereses de grupos sectarios que creen que apoyar al republicano les garantizará destruir el proceso de paz, su mayor obsesión, no así, el bienestar del pueblo colombiano.

Investigador CIALC-UNAM