“El Banco de México (Banxico) elevó la tasa de interés a 4,5 %, lo que representa el segundo aumento consecutivo de 25 puntos base del objetivo en medio de crecientes preocupaciones por la inflación.”

La reciente noticia del aumento de la tasa de interés “pasó de noche”, es decir, fue ignorada por la ciudadanía como si fuese un hecho carente de consecuencias.

La realidad es que este suceso es mucho más importante que casi cualquier declaración de los políticos, pues significa -en pocas palabras- que el dinero está más caro hoy que ayer, pues cuando se aumenta la tasa de interés, se eleva el COSTO del dinero, con lo cual baja la demanda de productos y servicios, y se hace más lenta la actividad económica de todo el país.

Eso es precisamente lo que quiere el Banco de México: “enfriar” la economía mexicana, pues se encuentra muy acelerada por el aumento de los precios, mejor conocido como inflación.

La inflación es un aumento desordenado de precios que generalmente se deriva de una excesiva cantidad de dinero circulante en manos de la población, que al contar con mayores recursos, incrementa sus gastos generando una mayor demanda de bienes y servicios en la economía, provocando aumento de precios.

Es decir, para evitar el aumento de los precios, el banco central controla la cantidad de dinero disponible en la economía, haciéndolo MÁS CARO mediante un incremento en la tasa de referencia.

El problema llega cuando el aumento de precios NO PROVIENE del exceso de dinero ni del exceso de demanda.

Ese es el caso de México: nuestra inflación no es causada por una población gastando de más. Nuestra inflación generalmente es provocada por el aumento de precios por parte de monopolios y oligopolios, tanto públicos como privados, que ilustramos de la siguiente manera, simple pero exacta:

Primero, el Gobierno eleva los precios de los energéticos (para completar su gasto), y aumenta así la gasolina, el gas, el diésel y la electricidad.

Como todos usamos energía para producir y trabajar, en respuesta al aumento de precio de la energía, aumenta también el costo del transporte, seguido por los aumentos de precios de oligopolios y sectores alejados de la competencia internacional (ejemplo, infraestructura de cuota, puertos, materiales de construcción), lo cual ya en conjunto, eleva los precios de TODOS los demás productos y servicios del país.

De manera simplificada: debido a que la recaudación vía impuestos a la energía incrementa el costo de la misma, provocando alzas generalizadas, el Banco de México responde haciendo el dinero caro para toda la población.

El Banxico, en su autonomía, justifica su actuación pues sus reglas de funcionamiento le obligan a buscar la estabilidad de los precios, y la principal herramienta que tiene para ello es establecer la tasa de referencia a la que nos referimos en este artículo.

El problema es que esa herramienta se aplica sobre los EFECTOS de la inflación, no sobre sus CAUSAS. Requerimos entonces, que el Banco de México cuente con un mandato dual: Por un lado, mantener la estabilidad de los precios. Por el otro, buscar el crecimiento de la economía.

Con un sano equilibrio entre estas dos variables, nos acercaremos a encontrar la solución a un problema que lleva décadas empobreciendo a los mexicanos.

Requerimos además que el Banxico trabaje de la mano con la Comisión Federal de Competencia Económica, pues unidos, pueden eliminar este absurdo manejo de la economía por parte de instituciones que, en su autonomía y cumplimiento “ortodoxo” de sus mandatos, operan como si estuvieran aisladas de la ciudadanía.

Basta de fundamentalismo monetarista. México necesita crecer.

Empresario y actual presidente de la Asociación Nacional de Empresarios Independientes (ANEI).

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