En últimas fechas las instituciones electorales y, en particular el Instituto Nacional Electoral, conocido por sus siglas como INE, han recibido serias críticas a pesar de los buenos resultados obtenidos en la elección de junio pasado. No obstante, el INE sigue caminando y apenas el pasado 23 de agosto celebró una sesión para asignar las diputaciones por la vía de la representación proporcional que se unirán a las determinadas por la ciudadanía por la vía de mayoría relativa el pasado 6 de junio. Con esta actividad parecería que concluye, al menos a nivel federal, el proceso electoral. No obstante, siguen en curso diversos temas electorales pendientes en diversos órganos jurisdiccionales electorales. Además, el INE ya empezó, juntos con los institutos electorales locales respectivos, los trabajos relativos a la organización de los procesos electorales que se realizarán el año que entra.
2022 será un año en donde se registren elecciones locales que son muy importantes para la conformación geográfica del país. En este sentido, seis estados tendrán elecciones. En Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas se estará renovando el Ejecutivo local; en Durango, además, se renovarán las autoridades que conforman los 39 municipios que lo integran. En Quintana Roo, por su parte, también renovará su Congreso local. En total, serán renovados 436 cargos de elección popular.
En este sentido y a raíz de la reforma constitucional de 2014 en el que se le asignaron nuevas atribuciones a la autoridad electoral nacional, el INE y los institutos electorales de estas 6 entidades federativas caminarán juntos en la organización, planeación y ejecución de los procesos electorales venideros.
El INE, por su parte tiene atribuciones muy específicas para estas elecciones, entre otras: la determinación de la geografía electoral local, base para la conformación del espacio en el que confluyen determinado número de electores que votan por candidatos y candidatas a un cargo de elección popular; la integración del padrón y de los listados nominales de electores (incluyendo la emisión, renovación, reposición y todos los trámites correspondientes a la credencial de elector); la emisión de criterios para la organización electoral (en el que se uniforman procedimientos para mejor proveer la organización y logística electoral), para la integración de los programas de resultados electorales preliminares, así como de conteos rápidos; la fiscalización tanto de los ingresos como de los egresos de candidatos, candidatos (incluyendo los independientes), partidos políticos y/o coaliciones.
En tanto, los institutos electorales locales tienen a su cargo actividades fundamentales para la preparación de la jornada electoral; la determinación e impresión de la documentación (que incluye, entre otros, las boletas electorales) y la producción de materiales electorales; el escrutinio y cómputo de las elecciones; la declaración de validez y entrega de constancias de mayoría de las elecciones locales; la integración, en su caso, de los informes circunstanciados que la autoridad electoral rinde ante los órganos jurisdiccionales, entre otras.
De manera conjunta entre el INE y los institutos electorales locales, confluyen para la determinación de los lugares en donde se ubicarán las casillas electorales, los esquemas para la insaculación de sus funcionarios, así como su correspondiente capacitación, entre otras más.
Este esquema ha permitido que la población manifieste su confianza en nuestras instituciones electorales y que las mismas confluyan como un referente de la fortaleza de nuestro sistema democrático. Por ello, lo que importa a dichas instancias es que los procesos electorales sigan fluyendo independientemente de quien logre ostentarse con el poder público y esto nos distingue como sociedad.
En este sentido, más que generar un embate a las instituciones que han demostrado su solidez sería bueno que los principales actores políticos de las contiendas electorales, me refiero a los partidos políticos, se reestructuren y recobren la confianza perdida para estar a la altura de estas instituciones electorales y de la población en general.
