El Instituto Nacional Electoral (INE) organizó un evento de la mayor trascendencia para nuestro sistema democrático cuyo Hashtag posicionado en redes sociales se identificó como #ForoVotoElectrónico, que tuvo por objetivo analizar la viabilidad de la implementación de dichos mecanismos para los procesos electorales en México.

Por Ninfa Hernández Trejo* y Fernando Díaz Naranjo**
 

En las sesiones que se desarrollaron entre el 16 y el 19 de agosto del presente año participaron especialistas nacionales e internacionales y autoridades electorales administrativas tanto del INE como de los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE), y de los organismos electorales jurisdiccionales, quienes aportaron interesantes elementos en favor y en contra de dicha implementación. Ello deja ver la necesidad de más eventos en los que se discuta el tema y la pertinencia de su incorporación en México a raíz de la reforma electoral en puerta.

En opinión de los que suscriben este texto, el INE podría llevar a cabo una serie de pruebas con un esquema integral que le permitiera medir la viabilidad del voto electrónico, entendido éste como una herramienta con la cual se puede lograr la automatización de los procesos político-democráticos por medio del uso de la tecnología, particularmente de la emisión del voto a través de urnas electrónicas y/o de dispositivos conectados a internet.

En la actualidad, a pesar de que algunos OPLE han utilizado urnas electrónicas desde hace más de 15 años, el INE, por ejemplo, apenas utilizó 100 máquinas de votación para igual número de casillas de las 164 mil que fueron instaladas en la elección de 2021. Para 2022, nuevamente empleó esas 100 urnas electrónicas en un centenar de las más de 21 mil casillas que se instalaron para los procesos electorales de seis entidades federativas. Pese a que estos números parecen poco representativos, y que aumentar la muestra de las experiencias con voto electrónico presencial nos permitiría tener más datos sobre el nivel de operación y satisfacción ciudadana con su uso, no dejan de ser experiencias de referencia para fomentar la confianza de la ciudadanía y los actores políticos.

Algo similar ocurre con el voto remoto, para el cual se ha implementado el Sistema de Voto Electrónico por Internet (SIVEI) en la recepción de la votación de connacionales desde el extranjero y fue utilizado por primera vez en 2021 por el INE en coordinación con los OPLE para recibir el voto de la ciudadanía oriunda de las entidades federativas que contemplan en sus legislaciones electorales locales la posibilidad de que su electorado fuera del país vote por distintos cargos de elección popular. Ese año se empleó para las elecciones extraterritoriales en la renovación de nueve gubernaturas, una diputación migrante y una de representación proporcional. En tanto que para 2022 se utilizó en la elección de las gubernaturas de los cuatro estados que celebraron comicios y en 2023 también se utilizará para la renovación de las gubernaturas de Coahuila e Hidalgo desde el extranjero. Además de haber considerado su empleo en la revocación del mandato, en abril del presente año.

Con este panorama, creemos que el INE podría incrementar el uso del voto electrónico por medio de cada vez más pruebas piloto y ejercicios vinculantes, teniendo en consideración la infraestructura tecnológica con la que cuenta, los costos y un marco legal robusto que respalde su implementación, por lo menos. De ahí la pertinencia de la propuesta de la reforma electoral en la que se sugiere elevar a rango constitucional la garantía del uso de la tecnología en la emisión del sufragio, pues esto atendería a un requisito indispensable en el avance de la instrumentación del voto electrónico en el país. Esto también permitiría disolver el mito de que primero se deben usar urnas electrónicas, para pasar después al voto por internet, ya que casos como el de Estonia, en donde se usa el voto remoto desde 2005, nos demuestran que no hay un manual por pasos a seguir en el tema.

La propuesta inmediata sería el uso vinculante de urnas electrónicas en los procesos electorales locales del año que entra en Coahuila y el Estado de México en donde se instalarán poco más de 24 mil casillas. En el país se estima que hay poco más de 2,800 máquinas de votación, por lo que sí resultaría factible utilizarlas en un número significativo de casillas, por ejemplo en 1,200, lo cual permitiría obtener mejores datos públicos del empleo de estos instrumentos. En cuanto al voto por internet, también podría probarse el SIVEI en los comicios locales próximos dentro del territorio nacional, a modo de prueba en una muestra del 5% de casillas con una temática relacionada con educación cívica, para examinar la postura ciudadana ante esta modalidad; por supuesto, previendo que existan las condiciones presupuestales para hacerlo.

Los resultados que arrojen ambos ejercicios, uno vinculante y el otro no, permitirán al INE contar con elementos suficientes de los principales usuarios de esta tecnología: la ciudadanía. No obstante, en este proceso también será primordial el acompañamiento de personas especialistas, investigadoras, académicas, así como de legisladoras y representantes de los partidos políticos en cada una de las etapas donde se implemente la tecnología, para darle certeza. Igualmente deberá prever la auditabilidad, la fiabilidad, la seguridad y la realización de simulacros, lo cual facultará dirigir al voto electrónico del país por el camino del éxito en su implementación.

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*Profesora e investigadora de la UNAM
**Analista político

 

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