Maestro, consejero y amigo de

, cuando Miguel Mejía Barón se alejó de los grandes reflectores para convertirse en formador universitario, como director deportivo del Tecnológico de Monterrey en Puebla , solía pregonar el mismo discurso: “Para ganar en el futbol, necesitas un buen portero, nueve que sepan defender y uno que las meta”.

Pensamiento sencillo, lógico, simplista, pero efectivo, que podría resumir los 30 años ininterrumpidos de carrera como un técnico old school, creyente de sus convicciones, renuente al cambio, tajante en su idea. El reflejo; un equipo ordenado, pragmático, que defiende muy bien, empezando por la seguridad que aporta Nahuel Guzmán y que —cuando recupera la pelota— la sabe transitar de un lado a otro en la cancha hasta que llegue a André-Pierre Gignac , como el factor diferencial que lo ha convertido en uno de los mejores extranjeros que han jugado en el futbol mexicano, artífice principal de su década dorada y cuyas lágrimas tras la derrota ya lo convirtieron en leyenda.

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Sería absurdo focalizar el partido en la polémica de una mano ante una potencia mundial que pertenece a otra liga, una élite distinta, otra estirpe en la que sólo un puñado de equipos en el mundo le pueden competir, porque su maquinaria está diseñada, fabricada y probada para las grandes citas, y fue ampliamente superior durante los 90 minutos, en ningún momento sintió comprometido su anhelado sextete, convirtiéndose en el único club en la historia que le puede hablar de tú al Pep Team, al entrañable Barça de Guardiola .

Más que un digno rival, Tigres terminó jugando un partido muy digno. ¿Perder por la mínima o ser valiente, corriendo el riesgo de ser goleados? El Tuca lo tenía muy claro, lo logró durante 60 minutos, al mantener su portería en cero contra el Bayern y es que —a fin de cuentas— su equipo ya había cumplido llegando a la final en el Mundial de Clubes. El primero de Concacaf que lo lograba, el primero de México que la jugaba, pero —sobre todas las cosas y lo más importante para ellos— el primero de Monterrey que la alcanzaba.

Lo cierto es que la única diferencia fue que Rayados se encontró al Liverpool un año antes en semifinales. Lo de ambos terminó siendo plausible y reconocible, aunque la verdad sigue siendo que las potencias europeas están en un nivel inalcanzable para equipos terrenales.

@FerCevallosF

 
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