Félix Fernández

Selección femenil de Canadá

Es inadmisible, censurable y penoso transgredir las normas y reglas de una competencia tan prestigiosa y seria como lo son los Olímpicos

Articulista Félix Fernández. Foto: EL UNIVERSAL
02/08/2024 |03:41

La selección femenil de Canadá lo hizo. Las campeonas olímpicas están vivas, no por el apoyo de su cuerpo técnico, sino a pesar de su cuerpo técnico. En una de las notas más bochornosas de los Juegos Olímpicos en París, se descubrió (y más tarde se comprobó) que Canadá envió drones al entrenamiento de su primer rival, Nueva Zelanda, para espiar ¿su estrategia? ¿Su táctica? ¿Sus movimientos? ¿Su alineación? O quizá todo lo anterior. Lo cierto es que se detonó el escándalo justo antes de entrar en acción.

Es decir, la selección clasificada número ocho a nivel mundial, campeona defensora de la competencia, con medallas en las últimas tres ediciones de Juegos Olímpicos y una plantilla mejor en conjunto e individualidades, decidió espiar a la número 28.

Tras el primer partido, que ganó Canadá a las espiadas (2-1), se dio a conocer la sanción: descuento de seis puntos en la competencia, multa de 200 mil francos suizos, además de la expulsión de los Juegos Olímpicos y suspensión de la directora técnica Bev Priestman y dos de sus colaboradores, por un año.

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En su segundo partido, Canadá también ganó 2-1, a las anfitrionas francesas. Ese triunfo revivió las esperanzas de clasificar.

Bev Priestman se manifestó luego de la sufrida victoria sobre Francia: “Quiero disculparme desde el fondo de mi corazón por el impacto que ha tenido todo esto en ellas. Asumo mi responsabilidad y cooperaré en la investigación”. Fin del comunicado. En el encuentro definitivo, canadienses y colombianas se enfrascaron en un duelo parejo. Una vez más, hacia el final, Canadá encontró la anotación deseada, mediante un remate de cabeza. Atrás estuvo su eficiente defensiva y la mejor portera de Concacaf en 2022, Kailen Sheridan. Ganó 1-0 y, de esa manera, no solamente clasificaron a cuartos de final, sino que además lo hicieron por encima de las propias colombianas, a quienes enviaron al tercer lugar del grupo, aunque sobrevivieron.

Las trampas y artimañas en los Juegos Olímpicos no son nada nuevo. Desde los múltiples dopajes, incluido el del velocista Ben Johnson en Seúl 1988, pasando por los esteroides de Marion Jones en Sidney 2000, hasta el intercambio de unas gemelas, tras la lesión de una de ellas, en el atletismo de Los Ángeles 1984. El polémico tema del género, más allá de los cromosomas y la testosterona que produce el cuerpo, también tuvo su trampa en Berlín 1936, con una saltadora de altura nacida hombre, pero criada como mujer, quien fue inscrita en la competencia femenina.

Desde luego que es inadmisible, censurable y penoso transgredir las normas y reglas de una competencia tan prestigiosa y seria como lo son los Olímpicos, pero —en el caso del equipo de futbol femenil de Canadá— es importante separar y castigar a los tramposos de los inocentes. Tras la investigación acerca del espionaje, se determinó que la directora técnica y dos de sus asistentes fueron los únicos responsables, a quienes se les sancionó. Las jugadoras, que no han hecho más que ganar en la cancha y demostrar que son uno de los mejores equipos del mundo, han logrado seguir adelante y cumplir con la sanción.

Canadá lo hizo. Están vivas y este sábado 3 de agosto enfrentan a Alemania, no por el apoyo de su cuerpo técnico, sino a pesar de su cuerpo técnico.

@felixatlante12 @felixunivision12

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