Se dice que se vive como se juega y que se juega como se vive. En uno de los barrios más marginados de Filadelfia, South Philly, nos metimos a grabar la historia de un equipo llamado “Los Lobos”, que —sin fines de lucro— provee a los niños la posibilidad de jugar futbol en una canchita de tierra, guiados por voluntarios. Se trataba de una simple cascarita que se prolongó hasta entrada la noche.
Entre todos los niños, me llamó la atención Josh, uno de los más bajitos, quien —con sus guantes ya muy gastados— me pidió ser el portero de mi equipo. Su compromiso fue tan serio que aguantó balonazos y no dudó en revolcarse en la tierra para evitar el gol que, en efecto, nunca llegó en ninguna de las dos porterías.
Lo que inició como un simple juego, se transformó en un encarnizado y serio duelo en el que todas y cada una de las personalidades de aquellos niños, de no más de 12 años de edad, afloraron en cada cobro de su equipo y del rival.
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Paralelamente, en Vancouver se realizaba el partido Whitecaps vs León, de la primera jornada en Leagues Cup, torneo entre la MLS y la Liga MX que se disputa estas semanas. El tiempo regular terminó 2-2, pero este certamen permite ganar un punto extra en la serie de penaltis tras el empate. Diecinueve tiros por cada equipo, 38 penaltis fueron necesarios para decidir al ganador de ese punto extra. Insólito.
Entre todos los protagonistas de este partido, debo destacar al portugués Luis Martins, defensa de Vancouver. Pidió tirar el cuarto penalti para su equipo. Lo falló. En la muerte súbita, buscó su revancha en el penalti 19. También lo erró al pegar en el poste. Único de quienes repitieron que volvió a fallar. Sí, se vive como se juega, pero los penaltis, y específicamente la serie, condensan una parte netamente emocional que revela seguridades e inseguridades, decisiones, dudas, determinaciones o debilidades.
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La Leagues Cup 2023 no solamente sirve para medir el potencial de ambas Ligas con todos sus equipos en competencia, sino que nos regala encuentros intensos en estadios sumamente concurridos de la MLS y con este particular ingrediente de los penaltis que, para nuestro agrado, se ha dado en aproximadamente un tercio de los encuentros. Es decir, nuestros reclamos por la suspensión de las dos Ligas desaparecieron al ver este muy interesante y original torneo de un mes que tiene un poco de todo.
Para Martins, el partido contra León será dolorosamente inolvidable, pero útilmente aleccionador, porque muy pocos han tenido la oportunidad de cobrar dos penaltis en una misma serie y son menos quienes no acertaron ninguno de ellos. Para Josh, los balonazos, las raspadas de rodillas, los penaltis atajados a la luz de la luna y el festejo de la victoria en la tierra de South Philly, ante las cámaras de televisión, probablemente servirán para forjar, junto a sus demás compañeros de barrio, personas de bien dentro de las numerosísimas comunidades inmigrantes de Estados Unidos. Se vive como se juega y se juega como se vive.
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