La tendencia desde hace mucho tiempo es pertenecer. Por ejemplo, dentro del futbol profesional, subir lo antes posible de estatus social parece una obligación: El auto, la ropa, los tatuajes, las joyas, las bromas y la manera de hablar. Hacerlo cuanto antes representa pertenecer; es decir, ser parte del resto... Ser como ellos y, por lo tanto, dejar de sufrir para empezar a ser reconocido.

Y es que pertenecer es, hoy más que nunca, necesidad en cada sociedad y en cada individuo. Pertenezco porque necesito, no porque puedo... Pertenezco porque me siento fuera, no porque me dejen fuera... Pertenezco porque me siento discriminado, pero también porque me discriminan.

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Las redes sociales no ayudan para espantar esa necesidad de pertenecer que va en aumento. Porque pertenecer es imitar, copiar y seguir patrones prácticamente sin cuestionar. Si ella se ve bien en sus posts de Instagram, yo debo verme así también... Si él es exitoso y carismático en TikTok, yo necesariamente debo mostrarme de esa manera, incluso si detrás de esa careta que uno muestra al mundo entero a través de la red existe un ser solitario, deprimido, ansioso y con diferentes trastornos. Quiero ser parte del producto final que él y ella me muestran, no el que verdaderamente existe detrás.

Y es que, paradójicamente, pertenecer es desconectar. Hoy, resulta cada vez más común observar grupos en los que todos atienden su celular y, en lugar de comunicar con el presente, se incomunica hasta con el ausente.

El incontrolable fenómeno de la migración representa la necesidad de pertenecer a un nuevo país, porque el propio carece de las condiciones para sentirse orgulloso de habitar. De esa manera, el migrante busca instalarse en una nueva nación que le permita ser visto como uno de ellos. Y de esta manera, somos testigos del enorme esfuerzo que significa desplazarse, instalarse, legalizarse, acostumbrarse y —sobre todo— ser reconocido como uno más, a pesar del idioma o el acento.

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Y en estos días, para ser acogido como director técnico de la Selección Mexicana, es requisito ser mexicano. Se ha externado hasta el cansancio, y en lo que puede confundirse claramente como expresiones xenófobas, que de pronto se le niega al extranjero la posibilidad de pertenecer, por no ser parte de nuestra idiosincrasia. Cada quien.

Lo que en realidad debemos fomentar dentro del futbol es la necesidad de pertenecer dentro de la cancha y de la alineación titular, dentro de un equipo, de la Selección Nacional, y las competencias internacionales; dentro del protagonismo y el orgullo de representar los colores o el país. Pertenecer a una generación diferente, influyente y positiva que contagie al resto de la nación o sus seguidores. Si eso es pertenecer, bienvenido sea.

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