“Miente, miente, miente, que cuanto más grande sea una mentira, más la gente creerá... Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, dijo Joseph Goebbels, ministro de propaganda del partido Nazi. Lo anterior se conoce como “ilusión de verdad” en psicología.

En los últimos seis años, con aterrador incremento (y usted no me dejará mentir), existe la percepción de que la mentira no sólo se volvió cotidiana, sino de nulas consecuencias o riesgos para el mentiroso. Y es que, contagiados por la ligereza con que se escucharon una y otra vez, cada mañana, insultos, descalificaciones, negativas, amenazas, ataques, otros datos y negaciones de información oficial, nos sentimos con la licencia para mentir, como mentía públicamente la máxima figura política del país.

A quienes mienten se les olvida que, tarde o temprano, serán descubiertos. En ocasiones, da mucho coraje; no la mentira, sino la inocencia de quien miente y cree que no será descubierto... ¿O más bien será que, hoy en día, lo de menos es que se compruebe una mentira?

Fernando Gago, el exdirector técnico de Chivas y hoy de Boca Juniors, negó categóricamente sus arreglos con el club argentino, cuando existían múltiples pruebas de su inminente arreglo. No lo aceptó en entrevistas previas y posteriores al clásico tapatío, no lo aceptó ante sus jugadores y, hasta el día de su partida, no fue capaz de emitir siquiera una despedida o comunicado. Lo más increíble de toda esta novela, es que tenía una cláusula de rescisión que se podía pagar en cualquier momento, para dejarlo libre contractual y legalmente; sin embargo, prefirió la mentira y negación. Es decir, optó por la mentira sobre la verdad.

Durante el partido México vs Valencia en Puebla, un muy conocido narrador de televisión se envalentonó ante la pésima exhibición que daba el Tri en la cancha y, de plano, se dirigió a las autoridades de la FMF para reclamar el veto que le querían imponer en los partidos de la Selección Nacional... Mentira. El narrador no volvió a hablar del tema. El día del México vs Estados Unidos, de pronto las redes se inundaron con la noticia de que Javier Aguirre había sido ingresado a un hospital de urgencia... Incluso, que había sufrido un desmayo. Al salir de la clínica (no hospital), el propio Vasco notificó que había ido por un chequeo de su espalda recién intervenida... Así que los rumores, una vez más, mentiras.

Dentro de ese espacio de “destrucción de reputaciones y enaltecimiento de un solo hombre”, llamado Mañaneras, Héctor de Mauleón reveló —en una columna en EL UNIVERSAL (junto a la anterior cita): “Una investigación realizada al cumplirse su primer año de gobierno demostró que 53% de las cosas que se decían en la mañanera eran mentiras”.

Es triste que aquello tan grave como una mentira se haya convertido en un incidente común para quien la emite y en un irreparable daño para quien la sufre. La ilusión de verdad es tan penetrante durante el nazismo como lo es ahora.

@felixunivision12

@felixatlante12

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