En El Arte de la Guerra se puede leer: “Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no necesitas temer el resultado de 100 batallas. Si te conoces a ti mismo, pero no al enemigo, por cada batalla ganada sufrirás una derrota. Si no te conoces, ni a ti mismo ni al enemigo, sucumbirás en cada batalla”.
En una época en que tantas personas piensan que la solución a sus problemas es la violencia, vale la pena voltear hacia lo escrito por Sun Tzu hace más o menos dos mil 500 años, porque desarrolló el arte de evitar conflictos a través de una sabiduría mayor, que exige de nuestra parte una gran sensibilidad.
Tal parece que el “Juega limpio, siente tu Liga” que se repite antes de cada partido, no aplica para todos los que integran el espectro del futbol en México. No se incluye a algunos directores deportivos, quienes se consideran por encima de tal frase.
Sucedió con Ángel Rambo Sosa —de Querétaro— el torneo anterior en Toluca, cuando encaró, provocó e insultó al portero Tiago Volpi dentro de la cancha. Fue castigado con un mes de suspensión de todas sus funciones y una multa económica.
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Sucedió esta semana, luego del partido entre Cruz Azul y Xolos, con el flamante director deportivo celeste, el cuestionado Iván Alonso, quien esperó a Miguel Herrera afuera de la sala de prensa, para reclamarle airadamente una declaración dada en una entrevista mes y medio atrás.
De inmediato, se desataron las opiniones encontradas, en una discusión subida de tono, pero sin insultos y mucho menos roces físicos.
Desde su nombramiento, Alonso ha recibido múltiples críticas acerca de su pasado como gran goleador en Toluca y como director deportivo en Pachuca, equipos de los que no salió nada bien. Lo dicho por el Piojo no fue políticamente correcto en su calidad de director técnico, pero si Alonso pretende combatir a sus detractores, en la prensa o dentro de algún equipo rival, uno por uno y cara a cara, le llevará mucho más tiempo del que tendrá en la institución y, lo peor, es que no logrará convencer a nadie que su proceder fue atinado, salvo con un Azul campeón o —por lo menos— finalista.
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De acuerdo con el general chino Sun Tzu, un líder puede tener cinco debilidades, entre las que se encuentran: “Temperamento precipitado, que puede ser provocado por insultos”... “Cuando un ejército es derrotado y su líder asesinado, seguramente la causa se encuentra en las cinco peligrosas faltas [osadía, cobardía, delicadeza de honor y excesiva misericordia, son las otras]”.
En efecto, el temperamento precipitado de Alonso opacó por completo la mejor exhibición de Cruz Azul en el torneo y su notable victoria contra Tijuana. Mal momento, mal lugar, malas formas, para salvar su honor por encima de su propio equipo.
“No me conoces”, le dijo Alonso a Herrera. Puede ser que no lo conozca, pero Miguel se conoce a sí mismo muy bien, hoy más que nunca, y no agredió, no insultó y guardó la calma en ese momento tan tenso... Y de acuerdo a El Arte de la Guerra, el balance le será muy equilibrado, pues por cada batalla ganada, sufrirá una derrota.