En ese momento, en ese preciso instante posterior a que sucedió el error, un intenso calor recorre el cuerpo, mientras el protagonista repara en que no hay vuelta atrás y, entonces sí, llega el drama, y con éste se inicia un largo y doloroso recorrido en el que aparecen los inevitables: “Si hubiera”. Le llaman el .

Hay de dramas a dramas. ¿De acuerdo? Al día que escribo esto, Chalco, en el Estado de México, lleva tres semanas bajo el agua, con miles de habitantes que sobreviven entre las aguas negras, las infecciones, el olor fétido y la imposibilidad de acudir siquiera a una tienda para comprar artículos de primera necesidad.

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Mientras tanto, en Los Ángeles, entre la opulencia y la imposibilidad de administrar la fama y el cariño, el América también naufragaba en los canales de la ineficiencia y el tropiezo futbolístico, ante un rival aparentemente no tan peligroso, como lo era Colorado. Y es que, si se tratara solamente de riqueza para evadir los dramas, en estos días el muy lujoso velero “Bayesian” no se habría hundido en las costas de Sicilia, con 22 personas a bordo.

Por alguna razón, cada vez que vivimos un drama (o creemos vivir un drama), aparecen a nuestro alrededor ejemplos que superan con mucho el dolor que sentimos por haber fallado, por haber tomado una mala decisión o porque el destino tenía otros planes. Y es entonces cuando nos damos cuenta de que lo nuestro es una verdadera estupidez.

Imagino, por ejemplo, que Igor Lichnovsky dejó de lamentar el penalti que falló en esa serie contra Colorado una vez que le notificaron su grave lesión de ligamento cruzado, que le alejará de las canchas por al menos nueve meses.

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Imagino, también, que el portero Luis Ángel Malagón le dio una y mil vueltas a la escena en la que, incitado por la ejecución de su colega Steffen, decidió aceptar el desafío y tirar ese penalti malogrado y lleno de dudas.

Más allá de las redes sociales, que el arquero de la Selección Nacional puede o no mirar, existe el recordatorio de la gente que a diario le menciona ese tiro penal, mientras le solicita una foto en la calle. Y más allá de la gente y las redes, aparece durante los momentos de soledad un espíritu perfeccionista que sólo busca la manera de tener una revancha, y lo antes posible. Pero sin duda, Malagón también ha suavizado lo sucedido en Los Ángeles tras observar el verdadero drama que se vive hoy en Chalco, a unos cuantos kilómetros de donde radica.

No es cuestión de dinero. Ni el Gobierno del Estado de México puede culpar a las anteriores administraciones, ni el América puede reclamar que su derrota se debió a los viajes y la obligación de competir en Estados Unidos. Dramas de distinta dimensión que cada parte evalúa, pero que muestran la verdadera relevancia de uno y otro.

Ese calor, ese intenso calor inmediato tras el error que convierte en villano a un solo jugador cuando la serie de penaltis termina, pasa... Sobre todo cuando el responsable pone la mirada en lo verdaderamente trágico.

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@felixatlante12

@felixunivision12

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