Imagínate vivir en México y perderte las más extremas sensaciones que produce el deporte/espectáculo más importante del mundo. No existen en el futbol sentimientos más expresivos que el drama y la euforia de los descensos y ascensos. Ser campeón por primera vez desde su fundación (1903), como el Leverkusen en la Bundesliga, es fantástico, pero regresar a la máxima categoría —después de 13 años de intentos frustrados, sin alterar en lo más mínimo la esencia del club— es una proeza realizada por el particular St. Pauli, de Hamburgo. Algo similar ocurre en Italia, donde tras 21 años, el Como 1907 regresa a la Serie A, luego de múltiples descensos y ascensos (hasta la Serie C). Un equipo donde el campeón del mundo en Sudáfrica Cesc Fábregas dirige y tiene sociedad, hoy en día.
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Fundado en 1910, el St. Pauli se destacó por ser un club representativo de la clase obrera, al grado de que porta el color café, en representación de los estibadores, quienes —tras su jornada de trabajo— jugaban futbol con la misma ropa. Enemigos declarados del fascismo y la homofobia, los aficionados a este particular club han sido sumamente afines a las reivindicaciones sociales, como el judaísmo en Alemania, tan perseguido durante la dictadura de Hitler. El St. Pauli fue duramente sancionado en esa época, pero no lograron cambiar su ideología, ni la de sus seguidores. Vaya, su compromiso social llegó a tal grado que, en la década de los 90, incluyeron una cláusula en el reglamento de los socios, que impide cualquier canto xenófobo.
En una Liga como la española, existen solamente tres equipos que nunca descendieron: Barcelona, Real Madrid y Athletic de Bilbao. El resto ha sufrido en Segunda División (o más allá) y ha celebrado su regreso a Primera. En México, nos han arrebatado esa particular emoción, con falsas promesas temporales. Hoy, vemos con envidia historias de equipos que se desgarran interna y económicamente por pasar de una categoría a otra.
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Dentro de la propia Bundesliga, el Unión Berlín ha protagonizado una de estas maravillosas historias desde 2019, año de su ascenso. En la temporada actual, participó en la Champions League, pero navega en la incertidumbre, acechado seriamente por el regreso a la Segunda División.
“Imagínate vivir en México y perderte todo esto”, dirían en la muy original St. Pauli, en la ciudad de Como y el resto de los países donde hoy celebran el ascenso a Primera División. Es una pena que nos han arrebatado en México una importantísima parte de nuestro atractivo por el futbol.
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