El Estadio Azteca fue construido en 1966. En ese entonces, el acceso de los jugadores hacia los vestuarios se hacía por un largo túnel, donde ingresaban los autobuses y llegaban prácticamente a las puertas del camerino. Durante el partido, esos autobuses permanecían estacionados en un área específica, donde tiempo después se construyó una capilla. Con el paso de los años, los túneles se volvieron extremadamente estrechos y los futbolistas debían descender y caminar todo ese trayecto, que se convirtió en peatonal una vez que fue imposible el ingreso de los autobuses.
Algo similar sucedió con el Canal de Panamá, inaugurado en 1914 tras casi 30 años de construcción. A medida que los barcos, especialmente los cargueros, fueron construidos más grandes y anchos, el Canal se vio obligado a llevar a cabo otra enorme obra de ingeniería, entre 2007 y 2016, para construir un canal paralelo, con mucha mayor capacidad de tránsito, en cada una de las tres exclusas que comprende el recorrido entre el Océano Pacífico y el Atlántico (y viceversa).
El segundo piso del Periférico, en la CDMX, es otro buen ejemplo de las adecuaciones que el crecimiento y la expansión exigen, porque nunca se contempló que el tránsito llegaría a tales dimensiones.
Y es que, así como el túnel del Estadio Azteca y el Periférico, Panamá hizo una enorme inversión que hoy le sitúa como una de las economías más sólidas de América Latina, por el necesario cruce de barcos, buques, veleros y demás embarcaciones que se ahorran casi un mes de recorrido y cientos de miles (y hasta millones) de dólares, por el simple hecho de utilizar el Canal de Panamá.
Sí, Panamá se ha adecuado a los nuevos requerimientos y su futbol no es la excepción. Ninguna selección nacional en Concacaf ha avanzado tanto en este siglo como Panamá. Pasó de no competir a disputar finales de Copa Oro y participar en la Copa del Mundo Rusia 2018, en menos de 20 años. Pasó de tener contados futbolistas en el exterior a exportar más de 100 hoy en día, en casi 30 países. El problema de Panamá, como ningún otro país de la zona, es que su relativamente nueva Liga de Primera División no ha tenido el impacto ni la atracción que genera su selección. El aficionado futbolero panameño no tiene interés en los equipos locales, pero se desvive por sus canaleros cada vez que se presentan en el estadio Rommel Fernández.
Panamá produce muy buenos futbolistas, pero han encontrado la manera de elevar su competencia internacional mediante el desarrollo fuera de su país, para después vestir el escudo nacional y generar ingresos a sus equipos formadores en la Liga local.
El Estadio Azteca vive hoy mismo una importante remodelación de cara a la Copa del Mundo 2026, en la que seguramente habrá accesos más grandes para los autobuses. El Canal de Panamá da servicio a buques de carga que llevan aproximadamente 10 mil contenedores por viaje y es el principal ingreso económico del país. De la misma manera, el futbol panameño se ha extendido, se ha ensanchado y se adaptó a la particularidad de haber crecido desproporcionadamente en comparación con su Liga y nadie les puede negar que lo han hecho de manera más que correcta.
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