A Pablo Jurado, colega. “Oiga, mucho gusto; disculpe, una pregunta: yo soy portero de la Sub-23 de Toluca... ¿Qué consejos me daría?”, me preguntó un joven sentado junto a mí al término del partido Toluca vs Atlas.
La pregunta me sorprendió, porque un portero de 21 años ya recibió los consejos suficientes para llegar a un lugar donde muy pocos llegan, en una gran institución.
Hoy, aprovecho mi espacio para responder ampliamente a ese joven colega que me pidió consejos. En una semana en la que dos porteros estadounidenses (Shulte y Callender) cometieron errores similares, con el balón en los pies, contra equipos mexicanos dentro de la Copa Concacaf, reflexiono: no importan los años que pasen, cometerás errores a veces inexplicables para quienes no están familiarizados con la portería. Sin embargo, cada uno, que de inmediato te harán sentir el cuerpo caliente y posteriormente te darán una sensación de rechazo hacia tu posición de portero, son la mejor y más rápida lección que puedes recibir. Porque sólo sentirte destrozado te obligará a rascar en lo más profundo tus razones para estar ahí, seguir adelante y recapitular lo que has hecho hasta el día de hoy. De otra manera, créeme, no será tan auténtico ese análisis.
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En una semana de partidos al más alto nivel, como es la Champions League, hemos visto al portero de la selección italiana, Donnarumma, cometer errores elementales en su juego aéreo, pese a su 1.96 metros de estatura. Lo vimos padecer en París más y más con los pies y los centros, hasta que al minuto 77, decidió no salir por un tiro de esquina que le remató el danés Christensen a la mitad del área chica. Es decir, nadie se encuentra exento de quedar paralizado por la inseguridad y desconfianza, sin importar la experiencia o la jerarquía. El pánico escénico no es exclusivo de la falta de experiencia, aunque es una magnífica prueba de fortaleza mental. Si encuentras la fórmula para imponerte a esos miedos, estás del otro lado.
Humildad, formalidad, depuración de tus fortalezas y dedicación a tus debilidades. Son cuatro factores (más allá del evidente “trabajo”) que te pueden marcar diferencia. Tienes probablemente al mejor ejemplo muy cerca de ti. Si algo se puede aprender de Tiago Volpi son, justamente, estos cuatro puntos. Difícilmente, encontrarás una persona más sencilla y espiritual en el futbol mexicano, quien respeta sus compromisos, asume sus responsabilidades con el tiempo requerido, mejora al paso de los años y hoy por hoy es, sin duda, el portero que mejor golpeo de balón tiene, corto y largo, incluido su perfecto porcentaje al cobrar penaltis. No todos tienen a un Volpi cerca para escuchar y observar. ¡Aprovecha!
Sí, la portería es un oficio que cambia constantemente, porque la modificación de reglas obliga a adaptarse. Sin embargo, hay algo de lo que los jóvenes porteros se dan cuenta de inmediato: un arquero se identifica con otro arquero, sin importar la diferencia de edad o de generación, porque —a final de cuentas— somos una raza aparte, hecha de un material distinto y con las mismas sensaciones.
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